Después de mantener su misterio durante más de tres décadas, el código más famoso sin resolver del mundo está a punto de revelar su secreto. La solución de texto plano de 97 caracteres para el cifrado final de la escultura Kryptos, conocido como K4, será monetizada. El artista Jim Sanborn ha decidido liberar la respuesta durante una subasta de alto perfil programada para el 20 de noviembre de 2025. Este evento marca un punto de inflexión significativo para la icónica obra de arte público, instalada en la sede central de la CIA en Langley, Virginia, desde 1990.
La escultura Kryptos presenta cuatro mensajes codificados distintos grabados en su estructura de cobre y granito. Es crucial recordar que, si bien los tres primeros segmentos cedieron sus secretos a los descifradores de códigos a lo largo de la década de 1990, K4 ha permanecido como una barrera impenetrable, resistiendo todos los intentos durante más de treinta años. Este enigma ha atraído innumerables esfuerzos de resolución por parte de criptógrafos, académicos y entusiastas a nivel global. Sanborn explicó que su decisión de vender la respuesta se debe a varios factores cruciales que han erosionado su capacidad para gestionar el misterio.
En primer lugar, se enfrentaba a un volumen abrumador de consultas diarias. Además, señaló que la pureza del desafío se ha visto comprometida, ya que las soluciones inexactas generadas por inteligencia artificial o máquinas han comenzado a contaminar el debate público. Finalmente, el artista admitió que ya no posee los recursos físicos, la energía mental o la capacidad financiera necesaria para mantener la custodia y la gestión adecuadas de este famoso código.
La formalización de la venta de este secreto criptográfico de alto valor está siendo llevada a cabo por la reconocida casa de subastas RR Auction. Las proyecciones y estimaciones previas al evento sugieren que la puja ganadora podría alcanzar una cifra considerable, oscilando entre los $300,000 y los $500,000. La magnitud del lote ofrecido es notablemente integral y va más allá de un simple papel. La adquisición incluye, por supuesto, el texto plano original de K4 escrito a mano por el propio artista. Pero también se añade una placa de cobre de 12 por 18 pulgadas, un artefacto que Sanborn utilizó como una pieza fundamental de 'prueba de concepto' durante la fase de creación de la escultura. Para enriquecer el valor histórico del conjunto, la oferta también incorpora otros materiales de archivo de gran relevancia, destacando una carta firmada por el ex criptógrafo de la CIA, Ed Scheidt, cuya colaboración fue esencial en la concepción de la obra.
Sanborn, quien estará celebrando su 80 cumpleaños en las fechas cercanas a la subasta, ha manifestado un deseo específico respecto al futuro del código. Expresó la esperanza de que el eventual custodio de este conocimiento ejerza la máxima discreción y mantenga la confidencialidad de la solución por un período razonable. Más allá de la simple posesión, sugirió que el comprador podría asumir la responsabilidad de supervisar un sistema estructurado y justo para validar cualquier intento futuro de descifrado. Esta visión reconoce un punto clave: el valor perdurable del rompecabezas no reside únicamente en su solución, sino en la interacción humana continua con el desafío intelectual que representa lo desconocido. La escultura misma, concebida como una colaboración artística y técnica entre Sanborn y Scheidt, fue diseñada para ser un reto permanente para los criptoanalistas. De hecho, cuando fue dedicada el 3 de noviembre de 1990, se esperaba que fuera resuelta en un plazo relativamente corto, entre cinco y diez años, una expectativa que K4 ha desafiado exitosamente por décadas.