Un equipo internacional de científicos ha revelado un descubrimiento trascendental en la Antártida: más de 300 cañones subglaciales, una cifra cinco veces superior a las estimaciones previas. Estos hallazgos, publicados en 2025, amplían nuestro conocimiento geológico del continente helado y tienen implicaciones significativas para la comprensión de la dinámica climática global. Las investigaciones, lideradas por expertos de la Universitat de Barcelona y el University College de Cork, utilizaron datos batimétricos de alta resolución, incluyendo la segunda versión de la Carta Batimétrica Internacional del Océano Austral (IBCSO v2), para cartografiar estas vastas redes de valles ocultos bajo el hielo. Algunas de estas formaciones alcanzan profundidades de hasta 4.000 metros.
Se observan diferencias notables entre las regiones: los cañones de la Antártida Oriental presentan sistemas complejos y ramificados con perfiles en forma de U, sugiriendo una formación prolongada y una intensa actividad glacial. En contraste, los de la Antártida Occidental son más cortos y empinados, con canales en V, indicando procesos de deshielo más recientes. El papel de estos cañones en la circulación oceánica es crucial, ya que actúan como conductos que transportan agua cálida del océano hacia la base de las capas de hielo, acelerando su derretimiento. Este proceso tiene el potencial de influir directamente en el aumento del nivel del mar y en los patrones climáticos a escala mundial. La formación del "agua de fondo antártico", un componente vital de la circulación oceánica global, también se ve facilitada por estas estructuras, un fenómeno que los modelos climáticos actuales no siempre reproducen con precisión. El estudio destaca que solo el 27% de los fondos marinos del planeta han sido cartografiados con alta resolución, lo que sugiere que descubrimientos similares podrían estar esperando ser revelados en otras partes del mundo. La comprensión detallada de estas formaciones geológicas es fundamental para refinar las proyecciones sobre el cambio climático, mejorando la representación de estos procesos en los modelos climáticos y aumentando la fiabilidad de las predicciones sobre los impactos futuros del calentamiento global.