Una obra maestra de valor incalculable, el Huevo de Invierno Fabergé, encargado por el Zar Nicolás II, se prepara para deslumbrar en Christie's de Londres el próximo 2 de diciembre de 2025. Esta pieza excepcional, reconocida por su intrincada talla en cristal de roca y sus motivos de copos de nieve engastados con diamantes, es considerada una de las creaciones más magníficas de los huevos imperiales de Pascua. La casa Fabergé, fundada en 1842 y que alcanzó su apogeo bajo la dirección de Peter Carl Fabergé, creó un total de 50 huevos imperiales entre 1885 y 1917 como obsequios de Pascua para la familia imperial rusa. De estos, 43 son conocidos hoy en día, mientras que 7 permanecen desaparecidos o destruidos.
El Huevo de Invierno, diseñado por la talentosa Alma Pihl, hija del joyero Oskar Pihl. El huevo fue creado en el taller de Albert Holmström. En 1913, su fabricación costó 24.600 rublos, lo que lo convirtió en el huevo imperial más caro de su tiempo. Fue presentado a la Emperatriz Viuda María Feodorovna en 1913, como regalo de Pascua en honor al tricentenario de la dinastía Romanov. La historia del Huevo de Invierno es tan rica como su diseño. Fue adquirido por Wartski en Londres a finales de la década de 1920 y ha batido récords en subastas anteriores, lo que subraya su inmenso valor y atractivo para los coleccionistas. En 2002, Christie's en Nueva York lo vendió por un récord de 9.58 millones de dólares. Anteriormente, en 1994, esta obra maestra de joyería se vendió en Christie's por 5,58 millones de dólares.
Margo Oganesian, jefa del departamento de Fabergé y Obras de Arte Rusas de Christie's, expresó que es un privilegio para la casa de subastas ofrecer esta pieza por tercera vez. Con solo siete otros huevos imperiales de Pascua en manos privadas, esta subasta representa una oportunidad única para adquirir una parte significativa de la historia del arte ruso. Se estima que el Huevo de Invierno alcance más de 20 millones de libras esterlinas en la próxima subasta, consolidando su estatus como una de las creaciones más valiosas y codiciadas de Fabergé.
Su intrincado diseño en cristal de roca, adornado con diamantes y platino, evoca la belleza efímera del invierno, mientras que su interior revela una sorpresa que añade una capa más de misterio y encanto a esta obra maestra. La procedencia del huevo, que incluye su paso por colecciones privadas y su adquisición por parte de la casa Wartski, añade profundidad a su ya fascinante narrativa. Este evento subraya la perdurable fascinación por los objetos de lujo y la maestría artesanal que definieron una era dorada de la historia rusa.