Bulgaria se prepara para adoptar el euro como moneda oficial el 1 de enero de 2026, convirtiéndose así en el vigésimo primer miembro de la eurozona. Esta transición económica se espera que revitalice el sector turístico del país, al eliminar las barreras de los tipos de cambio y mejorar la claridad de los precios para los visitantes internacionales. El Ministro de Turismo, Miroslav Borshosh, ha destacado la ventaja estratégica de esta adopción, anticipando que fortalecerá la posición de Bulgaria en el panorama turístico europeo. No obstante, ha señalado un retraso en la campaña de concienciación pública sobre la transición, un aspecto crucial para asegurar una adopción fluida y bien informada por parte de los ciudadanos.
Las discusiones sobre el impacto del euro en el turismo búlgaro se han centrado en los ajustes operativos y los beneficios potenciales. Los expertos coinciden en que, si bien el euro simplificará las transacciones, la calidad intrínseca de las experiencias turísticas será el factor determinante para atraer y retener visitantes. La adopción del euro también impulsará el comercio internacional y fortalecerá la integración financiera del país en la Unión Europea. Si bien la transición promete beneficios económicos y se considera un símbolo de confianza en Bulgaria como destino estable y moderno, existen preocupaciones sobre posibles aumentos de precios y la necesidad de adaptar sistemas. Las autoridades búlgaras han iniciado campañas informativas y de inspección para prevenir aumentos de precios injustificados y garantizar una transición justa. A pesar de las opiniones divididas en la opinión pública, el consenso general entre expertos e instituciones financieras es que la adopción del euro representa un paso adelante crucial para la estabilidad económica y el crecimiento a largo plazo de Bulgaria.