Una investigación pionera publicada en agosto de 2025 en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (Proceedings of the National Academy of Sciences) ha desvelado un patrón rítmico inherente a la conversación humana a nivel global. El estudio, liderado por la Dra. Maya Inbar junto a los profesores Eitan Grossman y Ayelet N. Landau de la Universidad Hebrea de Jerusalén, señala que el habla espontánea en todas las culturas se estructura en unidades de entonación que se repiten aproximadamente cada 1.6 segundos.
Este descubrimiento sugiere que este compás temporal es una característica biológica y cognitiva fundamental de la comunicación humana, trascendiendo las barreras lingüísticas y culturales. El estudio analizó más de 650 grabaciones de habla espontánea en 48 idiomas distintos, abarcando 27 familias lingüísticas de todos los continentes. Mediante un algoritmo innovador, los investigadores identificaron automáticamente estas "unidades de entonación", que son breves secuencias de habla caracterizadas por variaciones en el tono, volumen y duración.
Estas unidades actúan como bloques de construcción del discurso, facilitando la comprensión mutua, la fluidez conversacional, la toma de turnos y la asimilación de información. Su presencia constante, independientemente del idioma, subraya su papel esencial en la arquitectura de la comunicación, sugiriendo que la forma en que secuenciamos nuestras ideas al hablar está profundamente arraigada en nuestra biología.
La Dra. Inbar y sus colegas destacan que este ritmo de 1.6 segundos no es una mera convención social, sino que está profundamente arraigado en la cognición y la biología humanas. De manera fascinante, este compás temporal del habla se alinea con patrones de actividad cerebral asociados a la memoria, la atención y la acción voluntaria. El profesor Eitan Grossman, experto en diversidad lingüística, comenta que las propiedades universales del lenguaje no son independientes de nuestra fisiología y cognición, y este ritmo es una prueba de ello.
Las implicaciones de este hallazgo son vastas. En el campo de la inteligencia artificial, este conocimiento podría guiar el desarrollo de sistemas de diálogo más naturales y humanos. Para la medicina, abre nuevas vías para el tratamiento de trastornos del habla, como la disartria o la afasia, y para una comprensión más profunda de disfunciones neurológicas relacionadas con la comunicación. Además, proporciona una perspectiva valiosa sobre cómo aprendemos y procesamos el lenguaje, sugiriendo que el ritmo es una herramienta fundamental para la adquisición lingüística en niños.
En esencia, la investigación revela que, más allá de la rica diversidad de las lenguas del mundo, existe un latido común que une a la humanidad en la conversación. Este ritmo de 1.6 segundos en las unidades de entonación es un testimonio de la profunda interconexión entre nuestro lenguaje, nuestra mente y nuestra biología, ofreciendo una nueva lente para comprender la esencia de la comunicación humana y cómo esta se refleja en la actividad neuronal.