El 4 de febrero de 2025, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que impone aranceles a las importaciones de México, Canadá y China, desencadenando un conflicto comercial entre estas naciones. Los aranceles incluyen un 10% de impuesto sobre todas las importaciones de China y un 25% sobre las importaciones de México y Canadá, que entran en vigor de inmediato.
Trump justificó los aranceles como necesarios para proteger los intereses estadounidenses, especialmente en relación con la fabricación y exportación de fentanilo y para abordar la inmigración ilegal. Los aranceles podrían agravar la inflación, amenazando la promesa de Trump de reducir los precios de bienes esenciales.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau respondió anunciando aranceles equivalentes sobre $155 mil millones en importaciones estadounidenses, incluyendo alcohol y frutas. Subrayó la alianza histórica entre las dos naciones, recordando los esfuerzos militares compartidos.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, también anunció medidas de represalia, rechazando las afirmaciones de Trump sobre los vínculos de México con organizaciones criminales. Ella afirmó que Estados Unidos debería centrarse en los problemas de drogas en el país.
Las implicaciones económicas de estos aranceles podrían ser severas, con un análisis de Yale que predice una pérdida promedio de $1,170 en ingresos por hogar debido al aumento de costos. La situación ha suscitado preocupaciones sobre una posible desaceleración del crecimiento económico.
En un desarrollo relacionado, el Kremlin reaccionó a los comentarios de Trump sugiriendo que Ucrania debería proporcionar a EE. UU. minerales raros a cambio de apoyo financiero, indicando un cambio en la política estadounidense hacia Ucrania.