El módulo de aterrizaje lunar Lanyue de China ha completado con éxito una prueba integral de aterrizaje y despegue en un entorno simulado lunar. Este hito crucial para las ambiciones tripuladas del país en la Luna, realizado en la base experimental de aterrizaje extraterrestre en Huailai, provincia de Hebei, representa el primer experimento de este tipo para una nave espacial tripulada destinada a un cuerpo celeste más allá de la Tierra.
La Agencia Espacial Tripulada de China (CMSA) informó que la prueba exigió condiciones extremadamente complejas y demostró la robustez de los sistemas clave del módulo Lanyue, validando su diseño estructural, estrategias de control, procedimientos de apagado automático al contacto con la superficie y la integración de subsistemas fundamentales como la guía, navegación y control (GNC), así como la propulsión. Este éxito subraya el progreso constante de China en su programa de exploración lunar tripulada, con el objetivo de realizar la primera misión tripulada a la Luna antes de que finalice la década. Los taikonautas, seleccionados entre aquellos que ya han participado en misiones a la Estación Espacial China, serán transportados a la órbita lunar mediante dos cohetes portadores. Una vez en órbita, los astronautas se transferirán al módulo Lanyue para descender a la superficie lunar, donde se espera que operen un rover lunar para llevar a cabo investigaciones científicas. En febrero de 2025, la CMSA reveló los nombres del traje espacial lunar, denominado Wangyu, y del vehículo de exploración, llamado Tansuo. Este esfuerzo forma parte de la estrategia a largo plazo de China para consolidarse como una potencia espacial líder, compitiendo activamente con programas como el Artemis de Estados Unidos. La fase de pruebas prácticas para enviar humanos a la superficie lunar, algo que no ocurre desde la misión Apolo 17 de Estados Unidos en 1972, demuestra la creciente capacidad de China en la exploración espacial. El éxito del módulo Lanyue acerca a China a este logro histórico, reafirmando su papel protagónico en la nueva era de la exploración espacial.
La competencia en el espacio se intensifica, con China mostrando un avance constante y un enfoque pragmático, mientras que programas como Artemis de EE. UU. enfrentan demoras. China ha invertido significativamente en su programa espacial, reflejando su ambición de convertirse en una superpotencia espacial para 2045. La colaboración internacional también es un componente clave, con China buscando alianzas para sus ambiciosos proyectos lunares, como la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS), que compite con los Acuerdos Artemis liderados por EE. UU.