México Impulsará la Computación de Alto Rendimiento con el Superordenador 'Quetzalcóatl' de 314 Petaflops para 2025

El Gobierno de México ha puesto en marcha un ambicioso proyecto de infraestructura digital: la construcción del superordenador bautizado como «Quetzalcóatl». Este anuncio, realizado en noviembre de 2025, establece como meta que esta máquina se convierta en el sistema de cómputo de acceso público más potente de toda América Latina. La iniciativa forma parte integral de la estrategia nacional denominada «Plan México», y se ha planificado su ejecución en un ciclo de dos años, con la expectativa de finalizar las obras en un plazo máximo de 24 meses desde su proclamación oficial.

La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien asumió el cargo el 1 de octubre de 2024, ha enmarcado a «Quetzalcóatl» como un superordenador destinado al «pueblo de México». Su propósito fundamental es acelerar drásticamente el procesamiento de información considerada vital para el desarrollo y la toma de decisiones gubernamentales.

En cuanto a sus especificaciones técnicas, se prevé que «Quetzalcóatl» alcance una capacidad de cálculo de 314 petaflops. Esta cifra se traduce en la asombrosa capacidad de ejecutar 314,000 billones de operaciones por segundo. Para lograr este nivel de rendimiento, el núcleo del sistema integrará entre 14,480 y 15,000 unidades de procesamiento gráfico (GPU). José Antonio Peña Merino, titular de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, subrayó que esta potencia superará en un factor de siete al actual líder regional, el superordenador privado «Pegaso», que ostenta 42 petaflops. Además, la nueva adquisición mexicana será más de cien veces superior a la capacidad de «Yucatán», el sistema más avanzado que poseía el país anteriormente, ubicado en Sonora.

La inversión necesaria para materializar este proyecto se ha cifrado en 6,000 millones de pesos, lo que, según las tasas de cambio de referencia, equivale a unos 326.6 millones de dólares estadounidenses. Rosauras Ruiz, quien ejerce como Secretaria de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación desde enero de 2025, destacó que el superordenador servirá como eje central para la red nacional de centros de cómputo ya existente. Esta red incluye nodos en importantes instituciones académicas como el IPN y la UNAM. La instalación de la infraestructura requerirá el montaje de aproximadamente 200 gabinetes equipados con refrigeración líquida, lo que impone exigencias considerables en términos de suministro energético y la robustez de la infraestructura de red circundante.

El impacto estratégico de «Quetzalcóatl» se extenderá a diversas áreas cruciales. Esto incluye la simulación avanzada de escenarios de cambio climático, la optimización de la gestión de los recursos hídricos, la planificación energética nacional, y el análisis masivo de datos fiscales y aduaneros. El Ejecutivo también contempla ofrecer tiempo de cómputo a la iniciativa privada con el fin de catalizar la innovación tecnológica dentro del sector. El proceso para seleccionar el emplazamiento definitivo, un paso que tomará en cuenta la disponibilidad de agua para la refrigeración, la capacidad de la base energética y la resistencia sísmica del sitio, está programado para enero de 2026.

El desarrollo de «Quetzalcóatl» se alinea con la visión económica más amplia plasmada en el «Plan México 2030», presentado en enero de 2025, cuyo objetivo es consolidar la posición competitiva del país en el ámbito digital. Este plan integral también contempla fuertes desembolsos en otras infraestructuras; por ejemplo, se destinarán 115,900 millones de pesos a la mejora de 1,980 kilómetros de carreteras y 1.24 billones de pesos para modernizar 5,645 kilómetros de vías férreas destinadas al transporte de pasajeros. Si bien «Quetzalcóatl» asegurará el liderazgo regional, es importante notar que, a escala global, quedará por debajo de los gigantes actuales, como el sistema estadounidense «Frontier», cuya capacidad máxima supera los 2.746 exaflops.