Japón ha dado un paso significativo hacia la diversificación de sus fuentes de energía renovable con la inauguración de su primera planta de energía osmótica en la Prefectura de Fukuoka. Operada por la Agencia de Agua del Distrito de Fukuoka, esta innovadora instalación, que comenzó sus operaciones el 5 de agosto de 2025, aprovecha la diferencia natural en la concentración de sal entre el agua dulce y el agua de mar para generar electricidad de manera sostenible.
La planta, ubicada en el Centro de Desalinización de Agua de Mar Uminonakamichi Nata, utiliza el principio de la ósmosis. En este proceso, el agua se mueve a través de una membrana semipermeable desde un área de menor concentración de sal a una de mayor concentración. En este caso, se combina agua dulce, con una salinidad aproximada del 0.1%, con agua de mar, que tiene una salinidad del 3.5%. La presión osmótica resultante se emplea para impulsar una turbina conectada a un generador, convirtiendo este flujo natural en energía eléctrica utilizable.
La planta opera en conjunto con una planta desalinizadora de agua de mar y una planta de tratamiento de aguas residuales municipales, asegurando así una producción de energía más estable y un uso eficiente de los recursos hídricos. Con una capacidad de generación anual estimada de 880,000 kilovatios-hora, la planta puede cubrir el consumo eléctrico promedio de unas 220 viviendas.
Este logro posiciona a Japón como el segundo operador mundial en implementar esta tecnología a escala comercial, siguiendo a Dinamarca, que inauguró su planta en 2023. Conocida también como "energía azul" o "energía de gradiente de salinidad", la energía osmótica se distingue por ser una fuente de energía constante y predecible, a diferencia de las energías intermitentes como la solar o la eólica, y no emite dióxido de carbono.
El potencial global de la energía osmótica es considerable, estimándose que podría satisfacer hasta el 15% de la demanda eléctrica mundial. Sin embargo, la tecnología aún enfrenta desafíos, como los altos costos iniciales de las membranas y la infraestructura necesaria, así como la posible degradación de las membranas. A pesar de estos obstáculos, los avances continuos en la tecnología de membranas están allanando el camino para una mayor viabilidad económica y escalabilidad.
La inauguración de esta planta en Fukuoka simboliza una armonización inteligente con los procesos naturales del planeta, demostrando la capacidad humana para innovar en la búsqueda de soluciones energéticas limpias y resilientes. Representa un paso adelante hacia una mayor autosuficiencia energética y una gestión de recursos más integrada.
