El presidente ruso, Vladímir Putin, concluyó su visita a Pekín con la firma de 22 acuerdos que profundizan la cooperación bilateral en áreas vitales como la energía, el espacio, la salud, la agricultura y los medios de comunicación. Estos pactos subrayan un alineamiento estratégico creciente entre Rusia y China, consolidando su visión de un orden mundial multipolar.
En el sector energético, un memorando clave se centra en el proyecto del gasoducto "Fuerza de Siberia 2", complementado por acuerdos de cooperación estratégica entre Gazprom y China National Petroleum Corporation (CNPC). La liquidación del comercio bilateral energético se realiza en un 92% en rublos y yuanes, reflejando un esfuerzo por desdolarizar las transacciones. En el ámbito científico y tecnológico, Rusia y China acordaron fortalecer su cooperación, reflejando sus ambiciones comunes en investigación y desarrollo, así como en sectores de alta tecnología. Otros acuerdos detallan la hoja de ruta para el desarrollo de la Isla Bolshoy Ussuriysky y establecen protocolos para el comercio agrícola.
Putin describió la recepción en Pekín como "cálida" y calificó las relaciones ruso-chinas como un "nivel sin precedentes", fundamentadas en la "confianza, la asistencia mutua y la firmeza en la protección de intereses comunes". Por su parte, el presidente Xi Jinping elogió la relación como un modelo de cooperación interestatal, destacando su resiliencia ante los desafíos internacionales y abogando por una cooperación más amplia y equitativa a través de plataformas multilaterales como las Naciones Unidas, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), BRICS y el G20.
La visita de cuatro días de Putin se produce en un contexto de crecientes divisiones geopolíticas con Occidente. La relación entre China y Rusia ha evolucionado significativamente desde una "asociación constructiva" en 1994 a una "asociación estratégica de coordinación" en 1996, formalizada por el Tratado de Buena Vecindad y Cooperación Amistosa de 2001, renovado en 2021. Históricamente, a pesar de periodos de tensión, la relación actual se caracteriza por un fuerte deseo mutuo de contrarrestar la influencia de Estados Unidos y establecer un sistema internacional multipolar.
Los acuerdos incluyen el fortalecimiento de la cooperación científica y tecnológica en áreas de interés mutuo, reflejando la intención de ambos países de consolidar un vínculo estratégico en sectores avanzados. El fortalecimiento de estos lazos estratégicos, especialmente en energía, subraya una reconfiguración geopolítica. A pesar de los desafíos logísticos, ambos países están comprometidos a construir un eje energético que desafía la hegemonía del dólar.