La reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) celebrada en Tianjin, China, ha marcado un hito significativo en la consolidación de lazos económicos y políticos entre sus estados miembros, proyectando una visión de un orden mundial multipolar.
El presidente chino, Xi Jinping, aprovechó el foro para proponer la expansión de la influencia global de la OCS, presentando iniciativas clave como la aceleración de la creación de un banco de desarrollo propio de la organización y el lanzamiento de una plataforma de cooperación energética internacional. En este contexto, China ofreció un paquete de préstamos por valor de 1.400 millones de dólares a los estados miembros durante los próximos tres años, un gesto que subraya el compromiso con el fortalecimiento de la cooperación económica. La cumbre contó con la presencia de líderes de alto perfil, incluyendo al presidente ruso Vladimir Putin y al primer ministro indio Narendra Modi, quienes manifestaron su apoyo a la visión de Xi Jinping de un nuevo sistema de gobernanza global. La asistencia de más de veinte líderes no occidentales resaltó la creciente unidad y la búsqueda de alternativas a las estructuras de poder existentes.
Putin elogió a la OCS por revitalizar el "multilateralismo genuino" y sentar las bases para un nuevo modelo de seguridad euroasiática. La organización, que ha crecido exponencialmente desde su creación en 2001, representando ahora más del 42% de la población global y el 23% del PIB mundial, se posiciona como un contrapeso significativo a la influencia occidental. Xi Jinping reiteró la necesidad de un nuevo banco de desarrollo de la OCS y de sistemas financieros alternativos que reduzcan la dependencia del dólar estadounidense, alineándose con la creciente tendencia hacia la desdolarización y la búsqueda de mayor autonomía financiera por parte de las economías emergentes.
La cumbre también sirvió como plataforma para mejorar las relaciones entre China e India, con Xi y Modi acordando un camino de desarrollo compartido, y fortaleciendo aún más los lazos bilaterales entre India y Rusia. El evento coincidió con las conmemoraciones del 80 aniversario de la victoria de China en la Segunda Guerra Mundial, un período que China está utilizando para redefinir su papel histórico y reafirmar sus aspiraciones globales. La celebración incluyó un desfile militar al que asistieron líderes de países a menudo distanciados de Occidente, un acto que analistas señalan como una estrategia para promover el liderazgo global de China y reforzar su legitimidad interna.
Si bien los observadores occidentales expresan escepticismo, viendo la exhibición de poder militar y la alianza con Rusia como contradictorias a la retórica de Beijing sobre la estabilidad, la cumbre de Tianjin representa un paso audaz de China en su esfuerzo por remodelar el orden internacional, promoviendo el multilateralismo y la autonomía de los sistemas financieros. La OCS, con su enfoque en la cooperación económica, la seguridad y el desarrollo, se consolida como un actor clave en la configuración de un futuro global más equitativo y diversificado, buscando activamente fortalecer la conectividad regional, facilitar el comercio y promover un sistema de gobernanza global que refleje una mayor representación de las naciones emergentes, distanciándose de las dinámicas de poder tradicionales.