El 13 de septiembre de 2025, Polonia y Rumanía activaron sus defensas aéreas, desplegando aeronaves en respuesta a una serie de incursiones de drones rusos que amenazaron su espacio aéreo y el de las regiones circundantes de Ucrania. Estas acciones preventivas subrayan la creciente tensión en la frontera oriental de la OTAN, reflejando la persistente amenaza que representan las actividades militares rusas en el contexto del conflicto en Ucrania.
En Polonia, el Mando de Operaciones de las Fuerzas Armadas reportó el despliegue de aeronaves polacas y aliadas en su espacio aéreo durante aproximadamente dos horas. Esta medida se tomó ante la amenaza de ataques con drones en zonas ucranianas adyacentes a la frontera polaca. Como consecuencia directa, el aeropuerto de Lublin, situado cerca de la frontera ucraniana, suspendió temporalmente sus operaciones. Esta alerta se produjo tras incidentes previos en los que drones rusos penetraron en el espacio aéreo polaco el 10 de septiembre, siendo neutralizados por fuerzas polacas y de la OTAN. Las autoridades polacas han insistido en que estas incursiones, que incluyeron aproximadamente 19 casos registrados en una sola noche, fueron deliberadas y no accidentales, considerándolas una provocación significativa.
Paralelamente, el Ministerio de Defensa de Rumanía informó del despegue de cazas rumanos tras la detección de un vehículo aéreo no tripulado (UAV) ruso dentro de su espacio aéreo, operando cerca del río Danubio y la frontera con Ucrania. Este incidente, aunque de menor escala que los reportados en Polonia, refuerza la preocupación por la seguridad aérea en la región, sumándose a reportes anteriores de fragmentos de drones rusos cayendo en territorio rumano.
En respuesta a estas crecientes amenazas, la OTAN ha lanzado la iniciativa "Eastern Sentry", un esfuerzo coordinado para reforzar la defensa del flanco oriental de la alianza. Esta operación, liderada por Estados Unidos, involucra la contribución de activos militares de varios países miembros, incluyendo cazas F-16 daneses, aviones Rafale franceses y Eurofighters alemanes. La implementación de "Eastern Sentry" marca un hito, siendo la primera vez que aviones de la OTAN participan directamente en la neutralización de amenazas en el espacio aéreo aliado desde el inicio del conflicto en Ucrania. La alianza considera estas acciones como una demostración de unidad y determinación para defender la integridad territorial de sus miembros.
La naturaleza persistente de estas incursiones, que han incluido el uso de tecnología avanzada en drones equipados con módems 4G para reconocimiento y pruebas de seguridad, pone de manifiesto la complejidad de la guerra moderna. La neutralización de estos drones, a menudo mediante misiles costosos como los Sidewinder, que pueden costar alrededor de 400.000 dólares por unidad, plantea interrogantes sobre la eficiencia de las contramedidas y la necesidad de desarrollar tecnologías anti-drones más económicas. Estos eventos no solo subrayan la fragilidad de la seguridad regional, sino que también resaltan la importancia de la vigilancia constante y la cooperación entre los aliados de la OTAN. La respuesta coordinada y la movilización de recursos adicionales demuestran un compromiso colectivo para mantener la estabilidad y disuadir futuras provocaciones, asegurando que el espacio aéreo aliado permanezca inviolable. La situación exige una evaluación continua y una postura firme para salvaguardar la soberanía y la seguridad de todas las naciones miembro.