El 24 de agosto de 2025, Israel llevó a cabo ataques aéreos en múltiples sitios de Saná, Yemen, en represalia por el lanzamiento de un misil balístico por parte de rebeldes hutíes hacia Israel. El Ministerio de Salud dirigido por los hutíes informó de víctimas y daños significativos.
Los bombardeos israelíes tuvieron como objetivo un complejo militar que albergaba el palacio presidencial, dos centrales eléctricas (Asar y Hizaz) y una instalación de almacenamiento de combustible en Saná. Estos ataques se produjeron en respuesta a un misil balístico lanzado por los hutíes contra Israel, que fue interceptado por los sistemas de defensa. El misil hutí, que según Israel fue el primero en ser lanzado desde Yemen y que contenía ojivas de racimo, se fragmentó en el aire tras varios intentos de intercepción, sin causar heridos.
Según el Ministerio de Salud hutí, al menos cuatro personas perdieron la vida y 67 resultaron heridas. El ejército israelí afirmó que los sitios atacados eran utilizados por la milicia hutí para operaciones contra Israel, y que las plantas de energía servían como "una importante instalación de suministro eléctrico para actividades militares". El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que los hutíes "pagarían un alto precio" por su agresión, y el Ministro de Defensa israelí, Israel Katz, añadió que Israel continuaría atacando la infraestructura controlada por los hutíes.
La comunidad internacional expresó su preocupación por la escalada de violencia y su potencial impacto en la estabilidad regional. Este evento se produce en un contexto de creciente inestabilidad en Oriente Medio, exacerbada por el conflicto en Gaza. Los hutíes, respaldados por Irán, han estado lanzando misiles y drones hacia Israel desde octubre de 2023, en solidaridad con los palestinos, y han atacado también buques en el Mar Rojo, lo que ha afectado al comercio mundial.
La capacidad de los hutíes para lanzar misiles de largo alcance, como el misil balístico que supuestamente contenía ojivas de racimo, demuestra una evolución en su arsenal, en parte gracias al apoyo iraní. Israel, por su parte, ha respondido con ataques a la infraestructura hutí, buscando disuadir nuevas agresiones y proteger su seguridad.