En un momento crítico del prolongado conflicto, Israel ha emitido una severa advertencia sobre la posible destrucción total de Ciudad de Gaza si el movimiento Hamás no cumple con las demandas de un alto el fuego, la liberación de rehenes y el desarme.
Esta amenaza surge mientras el Primer Ministro Benjamin Netanyahu ha ordenado la preparación para una ofensiva terrestre a gran escala contra la ciudad, considerada un bastión clave de Hamás. La situación humanitaria en la Franja de Gaza se deteriora rápidamente, con informes de hambruna generalizada y un número creciente de víctimas. Las fuerzas israelíes han intensificado sus operaciones, con ataques aéreos que han causado la muerte de al menos 17 palestinos, incluyendo siete en una escuela en Ciudad de Gaza.
El Primer Ministro Netanyahu ha instruido la apertura de negociaciones inmediatas con Hamás para un alto el fuego y la liberación de los cautivos, al tiempo que ha confirmado los planes para una operación mayor en Ciudad de Gaza, señalando que es la vía más segura para liberar a los rehenes y desmantelar Hamás. El Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, advirtió que "las puertas del infierno se abrirán sobre sus cabezas si Hamás no se rinde", comparando el destino de la ciudad con el de otras áreas previamente devastadas.
La comunidad internacional ha reaccionado con profunda preocupación. Las Naciones Unidas han advertido que el plan de Israel de tomar el control de Ciudad de Gaza corre el riesgo de "encender otro capítulo horrible" en el conflicto, con la posibilidad de desplazar a más de un millón de personas y agravar una crisis humanitaria ya catastrófica. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha denunciado que Israel está "privando deliberadamente de agua a la población de Gaza como parte de una 'campaña genocida'", solicitando la importación de equipos esenciales para el tratamiento del agua, de los cuales solo una pequeña fracción ha sido permitida.
En el frente interno, cientos de miles de israelíes han participado en protestas masivas en todo el país, exigiendo un alto el fuego inmediato y la liberación de los rehenes. Las estimaciones sugieren que más de un millón de personas se han manifestado, expresando una creciente frustración con la conducción de la guerra y la falta de avances en las negociaciones. El Primer Ministro Netanyahu ha criticado estas manifestaciones, sugiriendo que fortalecen la posición de Hamás.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, el número de fallecidos en el territorio desde el inicio del conflicto supera los 62.000, con más de 157.000 heridos. Estos eventos se desarrollan en un contexto de profunda crisis, donde la falta de recursos básicos, la destrucción de infraestructuras y las continuas hostilidades plantean un desafío existencial para la población civil. La situación actual representa un punto de inflexión, donde las decisiones tomadas tendrán repercusiones duraderas en la búsqueda de paz y estabilidad en la región, y en la forma en que la humanidad aborda las crisis humanitarias a gran escala.