Estados Unidos ha aprobado la entrega de 3.350 misiles de Munición de Ataque de Largo Alcance (ERAM) a Ucrania como parte de un paquete de ayuda militar de 850 millones de dólares, financiado en gran medida por naciones europeas. Sin embargo, el Pentágono ha implementado un proceso de revisión que permite al Secretario de Defensa, Pete Hegseth, vetar el uso de estas armas de fabricación estadounidense por parte de Ucrania contra objetivos dentro de Rusia, una medida que ya ha restringido el uso de misiles ATACMS.
La aprobación de los misiles ERAM, con un alcance de entre 240 y 450 kilómetros, se produce tras las cumbres celebradas entre el presidente Donald Trump y el presidente ruso Vladímir Putin en Alaska el 15 de agosto, y con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski en la Casa Blanca. Se espera que los misiles lleguen a Ucrania en aproximadamente seis semanas. El presidente Trump ha expresado su frustración por la guerra de tres años y sus intentos fallidos de mediar un acuerdo de paz, señalando que Ucrania "no tiene ninguna posibilidad de ganar" si no puede atacar Rusia.
El Pentágono mantiene un proceso de revisión discreto que otorga al Secretario de Defensa la autoridad para aprobar o denegar el uso de armas de largo alcance suministradas por Estados Unidos contra territorio ruso. Este procedimiento se aplica también a armas europeas que dependen de inteligencia o componentes estadounidenses, como los misiles Storm Shadow británicos. La decisión de imponer estas restricciones subraya el delicado equilibrio que EE. UU. busca mantener entre el apoyo a Ucrania y la gestión de una posible escalada con Rusia.
Los misiles ERAM, desarrollados como un arma de bajo costo y producción rápida, son un componente clave en la estrategia de apoyo a Ucrania. Su versatilidad, con capacidades que incluyen la defensa contra misiles balísticos y el ataque a objetivos en tierra, los posiciona como una adición significativa al arsenal ucraniano. La eficacia de estos misiles dependerá en gran medida de la aplicación de estas restricciones, lo que podría limitar la capacidad de Ucrania para realizar ataques profundos en territorio ruso.
La situación actual refleja la complejidad del conflicto y las consideraciones estratégicas de EE. UU. en su política exterior. Si bien la entrega de armamento avanzado demuestra un compromiso continuo con la defensa de Ucrania, las restricciones de uso impuestas reflejan una política cautelosa para evitar una confrontación directa y descontrolada con Rusia.