El subsecretario general de Hezbollah, Sheikh Naim Qassem, rechazó enérgicamente el plan de desarme del gobierno libanés, aprobado recientemente, que exige la entrega de las armas del grupo para finales de año. Qassem afirmó que el plan sirve a los intereses israelíes y socava la defensa de Líbano, mientras que el funcionario iraní Ali Larijani acusó a Estados Unidos de imponer dicho plan.
En un discurso televisado el 15 de agosto de 2025, Qassem declaró que el plan de desarme es un "proyecto israelí-estadounidense" y que Líbano no puede permitirse desarmar mientras Israel continúe con sus agresiones y ocupación. Sugirió que el desarme facilitaría los ataques israelíes y los desplazamientos, abogando en cambio por que el gobierno libanés enfrente la ocupación israelí. Hezbollah ha indicado que solo negociará una estrategia de defensa nacional una vez que Israel cese sus ataques aéreos y se retire completamente del territorio libanés.
Paralelamente, el presidente libanés Joseph Aoun se reunió en Beirut con el funcionario iraní Ali Larijani. Aoun reiteró la postura de Líbano contra la intervención extranjera, enfatizando la soberanía nacional. Larijani negó la interferencia iraní, culpando a Estados Unidos por imponer el plan y afirmando que cualquier desarme debe surgir del diálogo interno libanés, al tiempo que prometió el apoyo iraní contra las amenazas israelíes.
La guerra de 14 meses entre Hezbollah e Israel causó miles de muertos, desplazó a más de un millón de personas y generó daños estimados en 11.000 millones de dólares. El conflicto más reciente, que comenzó en octubre de 2023, ha intensificado la presión sobre las fuerzas proxy regionales para desarmarse, debilitando militarmente a Hezbollah y Hamás. El Banco Mundial estima que el conflicto ha causado pérdidas económicas de 5.100 millones de dólares y daños a estructuras físicas por al menos 3.400 millones de dólares.
La postura de Hezbollah, respaldada por Irán, refleja una profunda desconfianza y la continuación de los conflictos indirectos en la región. La insistencia de Líbano en la soberanía nacional, aunque parece alinearse con el rechazo a la interferencia extranjera, se produce en un contexto en el que la capacidad militar de Hezbollah es un factor importante en la seguridad y el panorama político de Líbano. La situación subraya el desafío de lograr la estabilidad interna y el consenso nacional cuando los actores no estatales poderosos poseen una influencia militar y política significativa, complicada aún más por las rivalidades regionales y la participación internacional. La mención de posibles protestas dirigidas a la embajada de Estados Unidos indica la disposición de Hezbollah a escalar la retórica y las acciones en defensa de su posición.