En la noche del 21 de agosto de 2025, las fuerzas rusas ejecutaron una ofensiva aérea masiva en Ucrania, desplegando más de 500 drones y numerosas aeronaves, junto con misiles, en un ataque coordinado que abarcó múltiples regiones del país.
La Fuerza Aérea de Ucrania reportó la interceptación de 574 drones rusos, incluyendo drones kamikaze, además de cuatro misiles "Kinzhal", dos misiles "Iskander", diecinueve misiles Kh-101 y doce misiles "Kalibr". Los ataques provocaron una destrucción significativa y víctimas en varias áreas.
En la región de Zakarpatia, un ataque contra una empresa en Mukachevo resultó en la destrucción de almacenes y un incendio, dejando a 15 personas heridas, una de ellas en estado grave. La víctima más joven tenía 22 años y la mayor 63. En Lviv, un ataque de misiles y drones causó la muerte de una persona y dejó a dos heridos, uno de ellos en estado crítico. El alcalde de Lviv, Andriy Sadovyi, informó que la onda expansiva dañó docenas de viviendas, rompiendo ventanas y techos. También se registraron ataques en las regiones de Sumy, Chernihiv y Zaporiyia, donde se reportaron daños a infraestructura industrial y viviendas cercanas en Zaporiyia, aunque inicialmente no se informaron víctimas civiles en esta última ciudad.
Este ataque a gran escala se produce en un contexto de intensos esfuerzos diplomáticos liderados por Estados Unidos para iniciar conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania. El Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Andriy Sybiha, condenó los ataques, calificándolos de "terror contra la gente" y señalando que no tenían "lógica militar ni necesidad". Sybiha también reveló que uno de los misiles impactó una importante planta de fabricación de electrónica estadounidense en el oeste de Ucrania, causando graves daños y bajas.
Los informes indican que Rusia lanzó un total de 614 objetivos aéreos contra Ucrania esa noche, de los cuales las defensas aéreas ucranianas lograron neutralizar 577. Este evento representa una escalada considerable en el conflicto, subrayando la continua devastación y el impacto en la vida civil y la infraestructura. La magnitud de este ataque, con cientos de drones y misiles dirigidos a zonas residenciales e industriales, resalta la persistente naturaleza del conflicto y sus amplias consecuencias.