La ESA y la NASA estudian el Cometa Interestelar 3I/ATLAS: Una Ventana a los Orígenes Cósmicos

Editado por: Tetiana Martynovska 17

Las agencias espaciales europea (ESA) y estadounidense (NASA) están inmersas en el estudio del cometa interestelar 3I/ATLAS, un visitante cósmico que ofrece una perspectiva sin precedentes sobre la formación de sistemas planetarios.

Descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Chile, este cuerpo celeste es el tercer objeto confirmado de origen extraterrestre que atraviesa nuestro sistema solar, uniéndose a la estirpe de 'Oumuamua y Borisov. El 3I/ATLAS se desplaza a una velocidad aproximada de 60 km/s respecto al Sol, y se espera que alcance su punto más cercano al Sol, el perihelio, alrededor del 30 de octubre de 2025, transitando por el interior de la órbita de Marte. Con un diámetro estimado de hasta 5.6 kilómetros, este cometa no representa ninguna amenaza para la Tierra, manteniendo una distancia de seguridad de al menos 240 millones de kilómetros.

La Oficina de Defensa Planetaria de la ESA está monitorizando activamente el 3I/ATLAS, utilizando una red de telescopios en Hawái, Chile y Australia. La NASA, por su parte, ha empleado el Telescopio Espacial Hubble para capturar imágenes detalladas el 21 de julio de 2025, revelando una coma de polvo con forma de lágrima alrededor de su núcleo helado. Posteriormente, el Telescopio Espacial James Webb, el 6 de agosto de 2025, proporcionó datos cruciales sobre su composición y actividad.

Las investigaciones recientes han confirmado la presencia de actividad de agua en el 3I/ATLAS, con emisiones de hidroxilo detectadas por el Observatorio Neil Gehrels-Swift. La tasa de producción de agua inferida sugiere un área activa de al menos 19 km² en su superficie. El análisis espectroscópico infrarrojo del James Webb indica que su coma está predominantemente compuesta por dióxido de carbono (CO₂), con una proporción de CO₂/H₂O de 8.0 ± 1.0, significativamente más alta que la observada en cometas de nuestro sistema solar.

Este visitante interestelar, que se mueve a una velocidad de hasta 245.000 kilómetros por hora, es una oportunidad única para la ciencia. Los estudios sobre su trayectoria hiperbólica, que confirma su origen extrassolar, y su composición química, que difiere de la de los cometas solares, arrojan luz sobre las diversas condiciones que pueden existir en otros sistemas planetarios. La baja proporción de agua en comparación con el dióxido de carbono, por ejemplo, podría sugerir que se formó en una región más fría de su sistema de origen o que su núcleo ha experimentado una exposición diferente a la radiación solar.

La colaboración internacional en su observación, que se extenderá hasta que el cometa pase demasiado cerca del Sol para ser estudiado y reaparezca a principios de diciembre de 2025, promete desvelar más secretos sobre los mensajeros cósmicos que viajan entre las estrellas.

Fuentes

  • Space.com

  • ESA tracks rare interstellar comet

  • NASA’s Webb Space Telescope Observes Interstellar Comet

  • As NASA Missions Study Interstellar Comet, Hubble Makes Size Estimate

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