El satélite Copernicus Sentinel-6B se encuentra en las etapas finales de su preparación para un lanzamiento programado para noviembre de 2025. La nave espacial llegó a su sitio de lanzamiento en Vandenberg, California, en julio de 2025, y a partir del 1 de octubre de 2025, se están llevando a cabo exhaustivas verificaciones como parte integral de su campaña de lanzamiento. Esta misión continuará la labor vital de su predecesor, el Sentinel-6A, lanzado en noviembre de 2020, prometiendo proporcionar datos de topografía de la superficie oceánica de ultraprecisión durante un período de seis años. La selección del cohete Falcon 9 de SpaceX para esta importante tarea subraya la colaboración tecnológica para alcanzar la órbita terrestre.
La información recopilada por Sentinel-6B será fundamental para el monitoreo del aumento del nivel del mar y para profundizar la comprensión de los impactos del cambio climático, ofreciendo perspectivas esenciales para la planificación urbana y la preparación ante desastres. Esta iniciativa representa un esfuerzo colaborativo entre la Agencia Espacial Europea (ESA), la NASA, EUMETSAT, la NOAA y el CNES, destacando la importancia de la cooperación internacional en la ciencia de la Tierra. Los datos de Sentinel-6B ofrecerán información crítica sobre los niveles del mar a nivel mundial, las condiciones oceánicas, las velocidades del viento, la dinámica de las corrientes y el almacenamiento de calor.
Este conocimiento empoderará a gobiernos e instituciones para desarrollar medidas de protección vitales para las comunidades costeras vulnerables, reafirmando el compromiso de proporcionar datos de observación de la Tierra continuos, gratuitos y fiables. El programa Sentinel-6 se basa en un largo legado de monitoreo oceánico, que se remonta a la misión TOPEX/Poseidon lanzada en 1992. Sentinel-6B, junto con Sentinel-6A, extenderá este registro de datos crucial hasta al menos 2030, asegurando una perspectiva de casi cuatro décadas sobre los cambios en el nivel del mar. La misión Sentinel-6B no solo es un avance tecnológico, sino también un testimonio del poder de la colaboración global para abordar desafíos planetarios. La importancia de misiones como Sentinel-6B se ve amplificada por la creciente necesidad de datos oceánicos precisos para modelar el clima futuro y predecir eventos meteorológicos extremos.
Investigaciones recientes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) indican que la tasa de aumento del nivel del mar se ha acelerado, haciendo que la recopilación de datos de alta resolución sea más crucial que nunca para la adaptación y mitigación del cambio climático. La tecnología de altimetría utilizada por Sentinel-6B, que mide la altura de la superficie del mar con una precisión milimétrica, y se espera que los datos recopilados por Sentinel-6B tengan un error en la tendencia del nivel del mar de menos de 1 mm/año, permite a los científicos detectar patrones sutiles en las corrientes oceánicas y la distribución del calor, lo cual es vital para comprender la regulación térmica del planeta. La longevidad esperada de la misión asegura una continuidad de datos indispensable para identificar tendencias a largo plazo y evaluar la efectividad de las políticas ambientales. El éxito de Sentinel-6B dependerá de la integración fluida de sus datos con otros sistemas de monitoreo global, creando un panorama más completo de la salud de nuestros océanos.