Europa se posiciona a la vanguardia en la innovación de baterías de autorreparación para vehículos eléctricos, una tecnología que se espera revolucione la movilidad eléctrica a partir de 2025. Este avance busca no solo ampliar significativamente la autonomía de los coches, sino también reducir los costes para los usuarios y mitigar el impacto ambiental, alineándose con el objetivo de cero emisiones para 2035.
El crecimiento de los vehículos eléctricos en Europa es notable, pero la degradación de las baterías sigue siendo un desafío importante. Las baterías de autorreparación, como las desarrolladas en el proyecto PHOENIX financiado por la Unión Europea, están diseñadas para monitorizar su propio estado e intervenir antes de que ocurran fallos. Científicos de Bélgica, Alemania, Italia, España y Suiza están probando prototipos, con la reciente implementación de nuevos sensores y actuadores en celdas de batería avanzadas en marzo de 2025.
Estos sensores registran parámetros vitales como voltaje, corriente y temperatura. Cuando el sistema detecta la necesidad de una intervención, puede iniciar un proceso de reparación, como calentamiento localizado para restaurar enlaces químicos o la aplicación de campos magnéticos para disolver dendritas. Si esta tecnología tiene éxito, podría duplicar la vida útil de las baterías, reduciendo los costos de propiedad y la demanda de metales preciosos como el litio, níquel y cobalto.
La investigación también explora nuevos materiales, como el silicio, que promete mayor capacidad que el grafito, aunque su expansión durante la carga es un desafío. Las baterías de autorreparación podrían mitigar esta expansión, resultando en baterías más pequeñas, ligeras y con mayor densidad energética. La Unión Europea, con su legislación que exige la venta exclusiva de vehículos de cero emisiones a partir de 2035, busca que los fabricantes aborden los desafíos de costo, durabilidad y huella ambiental de las baterías, para los cuales las baterías de autorreparación ofrecen soluciones multifacéticas.
El proyecto PHOENIX, cuyo nombre evoca la capacidad de regeneración, busca extender la vida útil de la batería y reducir su huella de carbono. Johannes Ziegler del Instituto Fraunhofer de Sistemas de Energía Solar destaca que el objetivo es que la batería se repare a sí misma, mientras que Yves Stauffer del Centro Suizo de Electrónica y Microtecnología busca implementar un sistema de alerta temprana. Liu Sufu, también del CSEM, trabaja en baterías de próxima generación con mayor densidad energética para vehículos más pequeños, ligeros y con mayor autonomía.
Aunque el concepto de baterías de autorreparación parecía futurista, los prototipos ya están en fase de prueba. Si tienen éxito, podrían convertirse en un estándar en la próxima década, beneficiando a conductores, fabricantes y al medio ambiente al hacer la transición a la electromovilidad más sostenible y resiliente.