James Cameron califica de "catástrofe" el acuerdo entre Netflix y Warner Bros. y exige exhibición en salas para optar al Óscar

El aclamado cineasta James Cameron ha lanzado una dura crítica contra la estrategia de las plataformas de streaming, enfocándose particularmente en la posibilidad de que adquieran estudios de cine tradicionales. En una reciente conversación para el pódcast The Town, conducido por Matt Belloni, Cameron tildó una hipotética fusión entre Warner Bros. y Netflix como una auténtica “catástrofe” para la totalidad de la industria cinematográfica. Esta contundente declaración surge como respuesta directa a las afirmaciones previas del CEO de Netflix, Ted Sarandos, quien había manifestado públicamente que los estrenos en salas son una “reliquia del pasado” y una “idea obsoleta”.

Cameron, conocido por sus superproducciones diseñadas intrínsecamente para la experiencia en pantalla grande, manifestó un profundo desacuerdo con la noción de que las salas de cine están perdiendo relevancia. El director calificó las promesas de Netflix de respetar los periodos de exclusividad teatral de Warner Bros. como una “trampa para incautos” y un “engaño para los profesionales del sector”. El cineasta sostiene firmemente que los galardones más prestigiosos, como el Óscar otorgado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, pierden su valor intrínseco si las películas no han tenido un recorrido completo y significativo en los cines.

La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas ya implementó un endurecimiento de sus normas para el año 2025. Estas reglas estipulan que las cintas que aspiren a la estatuilla a “Mejor Película” deben haber estado en cartelera ininterrumpidamente durante un mínimo de siete días, finalizando su exhibición a más tardar el 24 de enero de 2025, una medida pensada para respaldar la exhibición tradicional. Para que las producciones exclusivas de streaming puedan competir por estos premios, Cameron propone un estándar claro: la película debe proyectarse en no menos de 2,000 salas durante un lapso mínimo de diez días, o un mes completo, antes de que se autorice su disponibilidad en las plataformas digitales. El director considera que la práctica actual de Netflix, que a menudo se limita a proyecciones breves de una a tres semanas solo para cumplir con los requisitos de elegibilidad del Óscar, es “fundamentalmente errónea”.

Este choque de visiones subraya la tensión latente entre el modelo establecido de Hollywood, donde la taquilla es el pilar fundamental, y la creciente influencia de los gigantes digitales. El propio James Cameron se mantiene como un defensor inquebrantable del visionado tradicional, lo cual se evidencia en su próximo proyecto. Se encuentra ultimando los detalles para el lanzamiento de su épico espectáculo cinematográfico, “Avatar: Fuego y Ceniza” (Avatar: Fire and Ash), programado para el 19 de diciembre de 2025. Esta cinta, que será la tercera entrega de la saga “Avatar” y la secuela directa de “Avatar: El sentido del agua” (2022), está siendo desarrollada por Lightstorm Entertainment y 20th Century Studios.

El enfrentamiento entre Cameron y Sarandos, quien fue incluido por la revista Time en su lista de las 100 personas más influyentes del mundo en 2013, refleja una lucha estructural más amplia dentro del panorama audiovisual estadounidense. Durante 2024, la producción de largometrajes y series en Estados Unidos experimentó una contracción del 7% en comparación con 2023, un fenómeno que los analistas atribuyen a las secuelas de las huelgas del año anterior y al desvío de la audiencia hacia los servicios de streaming. Mientras Netflix se mantuvo como líder en producción en 2024, lanzando 146 proyectos originales, superando a Hulu (46 estrenos) y Disney Plus (9 estrenos), toda la industria busca modelos de negocio más sostenibles. La postura de Cameron, al defender la primacía de la experiencia en sala, pone en tela de juicio la estrategia a largo plazo de las plataformas, las cuales, a su juicio, utilizan el pase mínimo por cines únicamente como un boleto formal para acceder al círculo exclusivo de las premiaciones, en lugar de considerarlo la base para la exhibición artística.