El proyecto de restauración del Castillo de Seddülbahir ha sido galardonado con un prestigioso premio en los Premios Internacionales de Arquitectura 2025, marcando un hito en la preservación del patrimonio cultural. La ceremonia de entrega tendrá lugar el 20 de septiembre de 2025 en Atenas, Grecia. Antes del evento, se inaugurará la exposición "La Ciudad y el Mundo" en Contemporary Space Athens, del 19 de septiembre al 5 de octubre de 2025, dirigida a la comunidad arquitectónica.
Esta imponente estructura otomana del siglo XVII, cuya restauración se extendió de 2015 a 2023, es un ejemplo sobresaliente de cómo las prácticas arquitectónicas innovadoras pueden preservar el patrimonio. El meticuloso proceso de restauración respetó la integridad histórica del castillo, integrando al mismo tiempo principios arquitectónicos contemporáneos. Este enfoque equilibrado ha sido reconocido previamente, obteniendo el premio "Proyecto Patrimonial" en los Dezeen Awards 2024 y siendo finalista en la categoría "Edificios Culturales Completados" en el World Architecture Festival del mismo año.
La relevancia de Seddülbahir trasciende su arquitectura, destacando su papel histórico como centinela del Estrecho de los Dardanelos. Construido en 1656 bajo el patrocinio de Hatice Turhan Sultan, madre del Sultán Mehmed IV, representa un temprano ejemplo de arquitectura militar patrocinada por una mujer en la historia otomana. El castillo sufrió daños considerables durante la Primera Guerra Mundial, especialmente en la Batalla de Galípoli, lo que llevó a la decisión de conservar algunas de sus ruinas, como las torres Oeste y Sur, como testimonio de la destrucción sufrida.
Un extenso proyecto de investigación académica y documentación, iniciado en 1997 en colaboración con la Universidad de Koç y la Universidad Técnica de Estambul, sentó las bases para un detallado proyecto de conservación y reparación entre 2005 y 2009. La fase de implementación de la restauración, que comenzó en 2015, se centró en criterios clave como el refuerzo de secciones en riesgo y aquellas con evidencias de demoliciones previas, priorizando la conservación arqueológica sobre la reconstrucción para salvaguardar las capas históricas.
La integración de nuevos materiales y técnicas se realizó de forma complementaria, realzando la estructura original sin imitarla por completo, permitiendo que el castillo mantuviera su identidad a la vez que miraba hacia el futuro. Este principio de "mínima intervención", que distingue claramente los elementos nuevos de los originales, es fundamental en la renovación del patrimonio, facilitando una apreciación más nítida de ambos aspectos. El esfuerzo global de este proyecto no solo celebra la importancia histórica del sitio, sino que también subraya los avances en la restauración arquitectónica, fomentando una comprensión más profunda de las estructuras históricas a nivel mundial.