El 7 de octubre de 2025, la Real Academia Sueca de Ciencias anunció la concesión del Premio Nobel de Física a John Clarke, Michel Devoret y John Martinis. Este reconocimiento de gran prestigio se otorgó por sus descubrimientos fundamentales relacionados con el fenómeno del tunelamiento cuántico macroscópico y la cuantificación de energía observada en circuitos superconductores. Este trabajo pionero, que tuvo sus inicios en la década de 1980, confirmó de manera concluyente que los efectos cuánticos pueden manifestarse y son permeables incluso en sistemas mucho más grandes de lo que se creía posible anteriormente.
La esencia de este monumental avance científico radica en la transferencia experimental de efectos que tradicionalmente solo se observaban a nivel atómico hacia un ámbito accesible para la medición directa dentro de circuitos eléctricos. Los tres científicos, que representaban a la prestigiosa Universidad de California en Berkeley, la Universidad de Yale y la Universidad de California en Santa Bárbara, lograron una hazaña notable. Demostraron que un colectivo compuesto por miles de millones de partículas subatómicas —específicamente, pares de Cooper en un material superconductor— puede operar de manera sincronizada y coherente, comportándose como una única entidad cuántica. Para llevar a cabo esta demostración, utilizaron configuraciones de circuitos eléctricos miniaturizados, cruciales para su investigación, conocidos como uniones de Josephson. En estas uniones, dos segmentos de material superconductor están separados por una capa aislante extremadamente delgada.
Desde la perspectiva de la física clásica, la expectativa lógica sería que un circuito con una barrera aislante de este tipo permaneciera permanentemente abierto o interrumpido, impidiendo el flujo de corriente. Sin embargo, el fenómeno del tunelamiento cuántico alteró esta predicción. Gracias a este efecto, los electrones lograron superar sincrónicamente la barrera aislante, generando un flujo de corriente que se manifestaba como un voltaje perfectamente medible. Este resultado experimental permitió documentar de forma inequívoca el comportamiento cuántico en un sistema que, por su tamaño, ya podía ser visualizado incluso con la ayuda de un microscopio óptico, lo que significó un hito al desplazar la frontera del mundo estrictamente cuántico hacia la zona macroscópica. Las investigaciones pioneras llevadas a cabo por Clarke, Devoret y Martinis no solo fueron teóricas, sino que sentaron las bases prácticas para una nueva generación de tecnologías, destacando el desarrollo de los bits cuánticos superconductores (qubits), una labor impulsada especialmente por John Martinis.
Actualmente, los circuitos superconductores constituyen una de las plataformas líderes para la creación de procesadores cuánticos de alto rendimiento, una tecnología en la que están invirtiendo fuertemente gigantes tecnológicos como Google, IBM y Microsoft. El Comité Nobel destacó la universalidad inherente a la mecánica cuántica, señalando que «no existe tecnología avanzada hoy en día que no dependa de la mecánica cuántica». El profesor Mikhail Davidovich, de la Universidad de Saratov, enfatizó que las condiciones de bajas temperaturas requeridas para observar estos efectos (por debajo de un kelvin) hacen que estas estructuras sean particularmente prometedoras para los futuros ordenadores cuánticos, abriendo caminos para obtener densidades de corriente significativas y su control preciso, elementos esenciales para la computación del mañana.
Los galardonados compartirán un premio monetario de 11 millones de coronas suecas, lo que equivale aproximadamente a 1,2 millones de dólares estadounidenses. La solemne ceremonia de entrega de premios está programada para celebrarse el 10 de diciembre de 2025 en Estocolmo. Este evento sirve como un recordatorio elocuente de que las exploraciones científicas más audaces, aquellas que buscan comprender la esencia profunda de los fenómenos naturales, se convierten, en última instancia, en los catalizadores indispensables del progreso tecnológico más tangible y significativo para la humanidad.