Una investigación liderada por la Universidad de Washington (UW) ha cuantificado el riesgo de colisiones entre barcos y ballenas en todo el mundo, marcando un avance significativo en la conservación marina. Publicado el 21 de noviembre de 2024 en la revista Science, el estudio se realizó en colaboración con André Silva Barreto de la Universidad de Vale do Itajaí (Univali).
El estudio se centró en cuatro especies de ballenas en peligro: ballena azul, ballena franca, ballena jorobada y cachalote. Alarmantemente, encontró que el tráfico marítimo global se superpone con aproximadamente el 92% de sus áreas de distribución. La autora principal, Briana Abrahms, enfatizó la urgencia de la situación, señalando que se espera que los viajes en barco aumenten a medida que el comercio global se expanda.
La autora principal, Anna Nisi, destacó que las investigaciones anteriores sobre colisiones entre ballenas y barcos a menudo se realizaban a niveles locales o regionales, dejando importantes vacíos de conocimiento. El análisis exhaustivo involucró más de 435,000 avistamientos únicos de ballenas y el seguimiento de 176,000 barcos de carga entre 2017 y 2022. Estos datos revelaron regiones de alto riesgo bien conocidas y previamente desconocidas, incluidas la costa pacífica de América del Norte y partes de América del Sur, África y Asia.
En Brasil, el estudio identificó áreas de alto riesgo de colisiones, particularmente a lo largo de la costa sur desde Bahía hasta Río Grande do Sul. Barreto destacó la naturaleza crítica de estos hallazgos para los esfuerzos de conservación locales.
A pesar de los resultados alarmantes, la investigación también apuntó a posibles soluciones. Implementar medidas de protección en solo el 2.6% de la superficie oceánica podría salvaguardar todos los puntos críticos de colisión identificados. Actualmente, solo el 7% de estas áreas de alto riesgo tienen medidas de protección, como reducciones de velocidad para los barcos.
Abrahms comentó sobre los beneficios dobles de la reducción de velocidad, que no solo disminuye los riesgos de colisión, sino que también reduce la contaminación acústica submarina y las emisiones de gases de efecto invernadero, impactando positivamente a las comunidades costeras.
Los autores esperan que este estudio global inspire investigaciones localizadas para mapear mejor las zonas de alto riesgo, especialmente a la luz del impacto del cambio climático en la distribución de las ballenas y las rutas de navegación. La investigación fue apoyada por diversas organizaciones, incluidas The Nature Conservancy y NOAA.