Investigaciones recientes indican que la Tierra podría haber poseído su propio sistema de anillos hace aproximadamente 466 millones de años durante el período Ordovícico. Esta hipótesis, presentada en un estudio publicado el 12 de septiembre en la revista Earth and Planetary Science Letters, sugiere una correlación entre un aumento en los impactos de meteoritos y la posible existencia de un anillo rocoso alrededor del planeta.
El autor principal, Andrew Tomkins, geólogo de la Universidad Monash en Melbourne, Australia, señaló: "Estadísticamente, es inusual que 21 cráteres se encuentren relativamente cerca del ecuador. No deberían estar distribuidos así; deberían ser aleatorios." Este patrón podría explicar un aumento significativo en los impactos de meteoritos y podría arrojar luz sobre la congelación profunda global, uno de los fenómenos climáticos más fríos de la historia de la Tierra.
El estudio postula que un gran asteroide, de aproximadamente 12 kilómetros de diámetro, podría haber acercado a la Tierra dentro del límite de Roche, donde su gravedad podría haberlo desgarrado, creando escombros que formaron un anillo. Este anillo podría haber existido durante 20 a 40 millones de años, influyendo en las condiciones climáticas y posiblemente en la trayectoria evolutiva de la vida en la Tierra.
Tomkins explicó: "Comprender las razones detrás del cambio climático en la Tierra podría ayudarnos a reflexionar sobre la evolución de la vida." Los investigadores esperan que futuros estudios aclaren la duración del anillo propuesto y sus implicaciones para la historia de la Tierra.
Además, los hallazgos resuenan con estudios previos que sugieren que el antiguo Marte también pudo haber tenido anillos, destacando un fenómeno cósmico más amplio. A medida que los científicos continúan explorando nuestro sistema solar, las implicaciones de estos descubrimientos podrían enriquecer nuestra comprensión de la evolución planetaria y las condiciones que fomentan la vida.