Investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) han desarrollado una innovadora "nariz" artificial que utiliza tecnología de antena común, marcando un avance significativo en la detección de alimentos en mal estado, gases peligrosos y enfermedades no diagnosticadas.
Michael Cheffena, profesor de telecomunicaciones en la NTNU, enfatizó el potencial transformador de la tecnología, afirmando: "Al dar a las antenas funciones de sensor, se puede utilizar la infraestructura existente en nuevas áreas de aplicación." Este enfoque aprovecha la tecnología disponible para mejorar las medidas de salud y seguridad.
La nariz artificial funciona transmitiendo señales de radio a diversas frecuencias y analizando las reflexiones para identificar patrones únicos asociados con diferentes gases. Yu Dang, autor principal y becario doctoral en la NTNU, destacó la impresionante precisión del sensor, alcanzando una tasa de éxito del 96,7 % en la distinción de los gases probados.
Lo que distingue a este sensor de las narices electrónicas anteriores es su eficiencia y rentabilidad. A diferencia de los modelos anteriores que requerían numerosos sensores y un consumo de energía considerable, el diseño de la NTNU utiliza una sola antena con un recubrimiento especializado, optimizando el proceso de detección.
Dang mencionó la excepcional selectividad del sensor, especialmente al diferenciar isómeros, compuestos con fórmulas moleculares idénticas pero estructuras distintas. Esto ha sido un desafío de larga data en la tecnología de sensores, pero la innovación de la NTNU navega por esta complejidad con una precisión notable.
La tecnología ya ha demostrado ser prometedora en pruebas con frutas dañadas y carnes envejecidas, y los investigadores planean extender su aplicación a la detección de enfermedades. "Los compuestos orgánicos volátiles permiten a los perros entrenados detectar cambios amenazantes para la salud en el azúcar en sangre y enfermedades como el cáncer, por lo que el principio es en gran medida el mismo," explicó Dang.
A diferencia de los perros, esta nariz artificial no necesita entrenamiento prolongado ni manipuladores especializados, lo que la convierte en una solución práctica para varios sectores. Publicado en la revista Sensors and Actuators B: Chemical, este avance podría redefinir industrias desde la seguridad alimentaria y la salud pública hasta la vigilancia ambiental. Al facilitar la detección temprana de productos en mal estado y gases peligrosos, no solo mejora la seguridad y reduce el desperdicio, sino que también tiene el potencial de avanzar en los diagnósticos médicos.