Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte revela un posible vínculo entre las alteraciones del sueño en la primera infancia y el riesgo de autismo. La investigación indica que cuando los niños pequeños carecen de sueño, esto podría afectar su desarrollo cerebral, aumentando la probabilidad de problemas neurodesarrollo.
Para los bebés y niños pequeños, el sueño es crítico. Es durante el sueño que el cerebro forma conexiones clave, llamadas sinapsis, que ayudan con la memoria, la atención y el aprendizaje. Perturbar estas conexiones en una etapa tan formativa puede tener impactos duraderos en las funciones cognitivas.
En estudios con ratones jóvenes, los investigadores encontraron que la pérdida temprana de sueño resultaba en cambios de comportamiento duraderos, subrayando el papel crucial del sueño en el desarrollo cerebral. Muchas personas con trastorno del espectro autista (TEA) informan sobre problemas de sueño, y más del 80% experimenta interrupciones regulares. Sean Gay, un investigador graduado en UNC, dirigió el estudio bajo la supervisión del Dr. Graham Diering, enfocándose en si la privación de sueño podría aumentar el riesgo de TEA. Sus hallazgos indican que los ratones jóvenes con un riesgo genético de autismo mostraron déficits sociales cuando carecían de sueño, lo que subraya la importancia del sueño en el desarrollo temprano.
Otro descubrimiento significativo fue cómo los ratones jóvenes y adultos responden a la pérdida de sueño. Mientras que los ratones adultos a menudo duermen más para compensar el sueño perdido, los ratones más jóvenes no mostraron tal recuperación, lo que sugiere que los cerebros más jóvenes son más sensibles a las interrupciones del sueño. El análisis molecular también mostró que la falta de sueño en los ratones jóvenes afectaba la formación de sinapsis, esenciales para la memoria y el aprendizaje.
Basándose en estos hallazgos, el equipo de UNC está explorando tratamientos basados en el sueño para niños con autismo. En lugar de sedantes tradicionales, están desarrollando medicamentos destinados a mejorar los patrones de sueño natural al dirigirse a las sinapsis. Este enfoque podría llevar a nuevas formas de apoyar el desarrollo cerebral temprano y gestionar los síntomas del autismo a través de hábitos de sueño saludables.