Un estudio reciente publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences revela que la contaminación por plomo en la antigua Roma podría haber contribuido a una reducción del coeficiente intelectual promedio de hasta tres puntos en toda Europa. La investigación indica que la exposición al plomo, que fue común entre 27 a.C. y 180 d.C., estaba relacionada con actividades de minería y fundición, especialmente en la extracción de plata.
Los investigadores analizaron muestras de núcleos de hielo de Groenlandia, correlacionando isótopos de plomo con operaciones mineras históricas. Descubrieron que por cada onza de plata producida, miles de onzas de plomo eran liberadas a la atmósfera, afectando la salud de la población romana.
Durante el apogeo del Imperio Romano, los niveles de plomo en la sangre de los niños alcanzaron 2.4 microgramos por decilitro (µg/dl), en comparación con 1 µg/dl durante el período neolítico. Esta exposición se ha asociado con un declive cognitivo, especialmente en niños, como señaló Nathan Chellman del Desert Research Institute (DRI).
Joe McConnell, otro coautor, destacó la importancia de esta contaminación como el primer ejemplo documentado de impacto humano en el medio ambiente. El estudio subraya cómo las actividades industriales antiguas tuvieron efectos de gran alcance en la salud y la cognición humana.
La contaminación por plomo comenzó durante la Edad de Hierro y alcanzó su punto máximo a finales del siglo II a.C., coincidiendo con el auge de la República Romana. Se mantuvo alta hasta la Plaga Antonina, liberando más de 500 kilotoneladas de plomo en la atmósfera durante el reinado del imperio.