Una investigación que abarca más de tres décadas (1985 a 2019) revela un declive significativo en la diversidad genética en 628 especies de animales, plantas y hongos a nivel mundial. El estudio, publicado en la revista Nature, indica que dos tercios de las poblaciones analizadas están experimentando una disminución en la diversidad genética.
Según el estudio, factores como la destrucción de hábitats y la introducción de especies invasoras contribuyen a este declive, lo que lleva a una reducción de la variación genética dentro de las especies, amenazando su adaptabilidad y supervivencia a largo plazo.
Dirigido por Catherine Grueber de la Universidad de Sídney, el equipo de investigación realizó una revisión sistemática de 882 estudios que midieron los cambios en la diversidad genética. Encontraron que la mayoría de las pérdidas ocurrieron en especies terrestres (90,2% del conjunto de datos), siendo las aves y los mamíferos las que mostraron las reducciones más significativas en la variación genética.
A pesar de estas tendencias alarmantes, los autores notaron algunos resultados positivos. Los esfuerzos de conservación, especialmente la suplementación de poblaciones con nuevos individuos, han mostrado un aumento en la diversidad genética a lo largo del tiempo. Sin embargo, menos de la mitad de las poblaciones afectadas han recibido gestión de conservación.
Grueber enfatiza la importancia de acciones de conservación específicas para mitigar la pérdida de diversidad genética, afirmando: "La acción de los conservacionistas está invirtiendo estas pérdidas y ayudando a crear poblaciones genéticamente diversas que pueden enfrentar mejor los desafíos futuros." Ejemplos exitosos de conservación incluyen la reintroducción del bandicut dorado en Australia Occidental y el manejo efectivo de enfermedades en poblaciones de perritos de la pradera de cola negra en Montana, EE. UU.
El estudio también destaca al lince ibérico como un ejemplo de cómo las acciones de conservación, como la cría en cautividad y el refuerzo de poblaciones, pueden mejorar la diversidad genética y contrarrestar el declive demográfico.
Investigadores del Reino Unido, Suecia, Polonia, España, Grecia y China contribuyeron a este estudio, subrayando la naturaleza global del problema y la necesidad de mayores esfuerzos de conservación.