El Enigma de Mercurio: ¿Colisiones de Gemelos Cósmicos?

Editado por: Uliana S.

Mercurio, el planeta más cercano al Sol, presenta una composición inusual con un núcleo metálico desproporcionadamente grande que constituye aproximadamente el 70% de su masa, envuelto en un delgado manto de silicato. Una teoría predominante sugería que un impacto cósmico masivo había despojado al planeta de la mayor parte de su material original. Sin embargo, una investigación reciente publicada en Nature Astronomy propone una perspectiva revolucionaria: la peculiar estructura de Mercurio podría ser el resultado de una colisión entre dos protoplanetas de masas similares, un escenario más común en el joven Sistema Solar.

El estudio, liderado por el astrónomo Patrick Franco, utilizó sofisticadas simulaciones de dinámica de fluidos por partículas (SPH). Los resultados demuestran que un impacto "rozado" entre cuerpos de tamaño comparable puede dar lugar a un planeta con la masa y la relación metal-silicato observadas en Mercurio, con una precisión inferior al 5%. Este hallazgo desafía las nociones previas que requerían impactos excepcionales y de gran disparidad de masas, eventos que las simulaciones N-cuerpo han demostrado ser estadísticamente raros. Las colisiones entre cuerpos de masas similares, por el contrario, parecen ser un mecanismo más frecuente y plausible.

El modelo de Franco y su equipo sugiere que este tipo de colisión podría haber resultado en la pérdida de hasta el 60% del manto original de Mercurio, explicando así su elevada metalicidad. Además, la investigación plantea la intrigante posibilidad de que el material eyectado durante este evento cósmico, si ocurrió en órbitas cercanas, pudiera haber sido absorbido por otro planeta en formación, como Venus, una hipótesis que requiere mayor exploración.

Estos avances se complementan con la misión BepiColombo, una colaboración entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA). Lanzada en 2018, BepiColombo se encuentra en ruta hacia Mercurio, con la inserción orbital prevista para finales de 2026. La misión estudiará en detalle la composición, geofísica, atmósfera y magnetosfera de Mercurio, proporcionando datos cruciales para validar o refinar modelos como el propuesto por Franco y mejorar nuestra comprensión de la formación de los planetas rocosos en el Sistema Solar.

Fuentes

  • offnews.bg

  • Nature Astronomy

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