Un grupo de astrofísicos ha presentado un ambicioso plan para la primera misión interplanetaria destinada a estudiar el agujero negro más cercano a la Tierra. El objetivo principal de esta misión es poner a prueba la teoría general de la relatividad de Einstein en condiciones extremas, acercándose al agujero negro a una distancia de entre 20 y 25 años luz. La propuesta contempla la creación de una sonda espacial en miniatura, equipada con un dispositivo emisor de luz.
Esta sonda sería acelerada hasta el 30% de la velocidad de la luz mediante láseres dirigidos desde la Tierra. Con esta capacidad, la sonda tardaría entre 60 y 75 años en alcanzar el agujero negro más cercano, y la transmisión de datos de vuelta a la Tierra añadiría otros 20 a 25 años, sumando un total aproximado de 100 años para la misión completa. Actualmente, las tecnologías necesarias para llevar a cabo una misión de esta envergadura se encuentran en fase de desarrollo. Se estima que el coste inicial del proyecto rondaría el billón de dólares, aunque se proyecta que con los avances tecnológicos, este coste podría reducirse a unos 30 mil millones de dólares en las próximas dos o tres décadas. La realización exitosa de esta misión permitiría la observación directa de un agujero negro desde una proximidad sin precedentes, un hito que podría conducir a descubrimientos revolucionarios en el campo de la física, confirmando o refutando la teoría de la relatividad general bajo condiciones gravitacionales extremas. Investigaciones recientes sugieren la existencia de agujeros negros estelares a distancias de hasta 150 años luz, lo que valida la posibilidad de encontrar un objetivo más cercano para futuras exploraciones. A fecha de septiembre de 2025, la misión se encuentra en la fase de planificación conceptual, y el desarrollo de las tecnologías requeridas y la viabilidad económica son los factores clave que determinarán el futuro de este audaz proyecto.