El 12 de diciembre de 2024, astrónomos anunciaron el descubrimiento de siete nuevos cuerpos rocosos que exhiben un comportamiento similar al de los cometas, denominados 'cometas oscuros'. Este hallazgo sugiere que estos objetos, que se asemejan a asteroides, podrían constituir hasta el 60 % de los objetos cercanos a la Tierra que anteriormente se clasificaban como asteroides estándar.
Los cometas oscuros fueron sospechados por primera vez en 2016 y confirmados en 2023. Se diferencian de los cometas tradicionales, que son principalmente helados y producen una coma a medida que se acercan al Sol. A diferencia de los asteroides, que son cuerpos rocosos y carecen de hielo, los cometas oscuros parecen tener hielo subsuperficial que les permite moverse de maneras que desafían la influencia gravitacional.
Un estudio publicado en los Actas de la Academia Nacional de Ciencias detalla la identificación de estos siete nuevos cometas oscuros, aumentando el total conocido a 14. Los investigadores los clasifican en 'cometas oscuros exteriores' e 'interiores' según su tamaño y características orbitales. Los cometas oscuros exteriores son más grandes, con órbitas excéntricas, mientras que los cometas oscuros interiores son más pequeños y siguen trayectorias casi circulares.
Las implicaciones de los cometas oscuros se extienden a la comprensión de los orígenes del agua en la Tierra. Aster Taylor, autor principal del estudio, señaló que aunque sigue siendo incierto si estos cuerpos entregaron agua a nuestro planeta, representan un posible camino para que el hielo de otras partes del sistema solar llegue a la Tierra.
Las estimaciones sugieren que entre el 0,5 % y el 60 % de los objetos cercanos a la Tierra podrían ser cometas oscuros, lo que indica la necesidad de más investigaciones para afinar este rango. El equipo destaca que los objetos cercanos a la Tierra no permanecen en sus órbitas durante mucho tiempo, lo que sugiere un flujo constante de una fuente más grande en el sistema solar.