Un sismo de magnitud 5.4 se registró en las primeras horas del martes 9 de septiembre de 2025 en el Mar Egeo. El epicentro del movimiento telúrico se localizó a unos 45 kilómetros al noreste de Atenas y a poca distancia de la costa de Nea Styra, en la isla de Eubea.
El temblor, ocurrido alrededor de las 00:30 hora local, fue percibido con intensidad en la capital griega y en toda la región de Ática, generando inquietud entre los residentes. La geografía de Grecia, situada en la confluencia de placas tectónicas como la euroasiática y la africana, la convierte en una zona de alta sismicidad, influenciada también por la placa de Anatolia y un complejo sistema de fallas activas.
Los servicios de emergencia griegos, incluyendo la Policía de Bomberos Helénica, no han reportado llamadas de emergencia ni daños estructurales confirmados en edificaciones tras la sacudida inicial. A pesar de la intensidad del movimiento, la ausencia de incidentes mayores se atribuye a la resiliencia de la infraestructura y la preparación de las autoridades.
En Nea Styra, muchos residentes optaron por permanecer al aire libre o en sus vehículos por temor a posibles réplicas, una reacción común ante la imprevisibilidad de los sismos. Las autoridades continúan monitoreando la situación y recuerdan a la población la importancia de mantenerse informada y vigilante ante la posibilidad de réplicas.
La capacidad de adaptación y la conciencia sobre el entorno geológico son fundamentales para la convivencia en regiones de alta actividad sísmica, permitiendo a las comunidades afrontar estos eventos con mayor serenidad y un entendimiento más profundo de las fuerzas naturales.