Equipos de defensa civil sirios y voluntarios locales están inmersos en una ardua batalla contra incendios forestales significativos que envuelven partes de la gobernación de Latakia. Los incendios, que comenzaron el miércoles, se han extendido desde la llanura de Ghab en la gobernación de Hama hasta aldeas en la región de Jableh. Las llamas representan una grave amenaza para la vegetación y exacerban las condiciones de sequía existentes.
Informes recientes indican que los incendios se han reavivado en los bosques del norte de Latakia, con vientos fuertes y altas temperaturas complicando los esfuerzos de contención. Más de 10.000 hectáreas de tierras forestales y agrícolas han sido destruidas, afectando a 28 ubicaciones. Más de 1.120 personas han sido desplazadas y aproximadamente 5.000 personas, incluidas poblaciones vulnerables, sufren dificultades respiratorias. Los incendios forestales en Siria, particularmente en las regiones costeras de Latakia y Hama, son un reflejo de desafíos ambientales más amplios. Las altas temperaturas, que superaron los 40°C en algunas áreas, combinadas con sequías prolongadas y vientos fuertes, han creado un caldo de cultivo para estas catástrofes. La falta de infraestructura de lucha contra incendios, la negligencia en el mantenimiento de los bosques y la presencia de restos de guerra, como minas terrestres, complican aún más los esfuerzos de extinción.
Estos incendios no solo devastan el paisaje natural, sino que también tienen un impacto significativo en las comunidades locales, provocando desplazamientos y problemas de salud. Históricamente, Siria ha enfrentado incendios forestales, pero la frecuencia e intensidad de los recientes eventos subrayan la creciente vulnerabilidad del país al cambio climático. Los expertos señalan que la falta de medidas preventivas proactivas y la escasa inversión en la protección ambiental han contribuido a la gravedad de la situación. La comunidad internacional ha ofrecido apoyo, incluyendo asistencia aérea de países como Turquía, Líbano y Jordania, destacando la necesidad de cooperación transfronteriza para abordar estas crisis ambientales. La destrucción ecológica es considerable, con la pérdida de hábitats para la vida silvestre y la degradación del suelo, lo que afecta la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de las comunidades agrícolas. La recuperación requerirá esfuerzos sostenidos en reforestación y fortalecimiento de la resiliencia ambiental.