Filipinas se prepara para La Niña y la Tormenta Tropical Mirasol

La Administración de Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas (PAGASA) ha emitido una alerta de La Niña, anticipando una probabilidad del 70% de su desarrollo entre octubre y diciembre de 2025. Se espera que este fenómeno, caracterizado por temperaturas más frías en el Pacífico ecuatorial, persista hasta febrero de 2026. Históricamente, La Niña incrementa la frecuencia de ciclones tropicales y la cantidad de precipitaciones en el archipiélago, generando preocupación por posibles inundaciones y deslizamientos de tierra.

Paralelamente, PAGASA ha informado sobre la formación de la Tormenta Tropical Mirasol al este de Infanta, Quezon. Este sistema meteorológico se proyecta que traerá consigo lluvias significativas a diversas regiones de Luzón, incluyendo el área metropolitana de Manila. Las autoridades instan a los residentes de las zonas afectadas a mantenerse informados a través de los avisos oficiales y a tomar las precauciones necesarias ante las anticipadas lluvias intensas y el riesgo de desprendimientos de tierra.

La preparación es fundamental ante la convergencia de estos eventos climáticos. El país se encuentra en un proceso de fortalecimiento de sus capacidades de respuesta ante desastres, con un enfoque en la mejora de la infraestructura y la coordinación entre agencias. Se han destacado las lecciones aprendidas de eventos pasados, como el tifón Yolanda (Haiyan) en 2013, que causó una devastación considerable, resultando en miles de vidas perdidas y miles de millones en daños materiales y agrícolas. La experiencia previa subraya la importancia del pre-posicionamiento de bienes de ayuda y equipos para una respuesta inmediata.

En el ámbito agrícola, se anticipa que La Niña podría causar daños mayores que el fenómeno El Niño, afectando especialmente al arroz, maíz y cultivos de alto valor. Las lluvias por encima de lo normal pueden resultar en inundaciones, deslizamientos de tierra y un aumento de plagas y enfermedades en los cultivos. La preparación incluye la gestión del agua, el mantenimiento de sistemas de drenaje y la posible implementación de cultivos resistentes a la humedad. La agricultura, que emplea a más de una cuarta parte de la fuerza laboral del país, es particularmente vulnerable a las fluctuaciones climáticas, con implicaciones significativas para la seguridad alimentaria y la economía nacional.

Las autoridades están haciendo un llamado a las unidades de gobierno local, agencias de respuesta a desastres y al público en general para que refuercen las medidas de preparación. El monitoreo continuo y la acción oportuna son cruciales para mitigar los impactos adversos tanto de La Niña como de la Tormenta Tropical Mirasol. La nación se prepara activamente, reconociendo su alta exposición al riesgo de desastres naturales, buscando equilibrar la respuesta inmediata con estrategias de resiliencia a largo plazo.