Srinagar se encuentra bajo el agua tras el desbordamiento del río Jhelum en varios puntos, como consecuencia de dos días de lluvias torrenciales. Los residentes de las zonas bajas han visto cómo el agua entraba en sus hogares, lo que ha obligado a la Fuerza de Respuesta a Desastres del Estado (SDRF) a iniciar evacuaciones.
El Jhelum, crecido por las precipitaciones, avanza con fuerza por la ciudad, causando interrupciones significativas. Funcionarios de la SDRF han asegurado que se están implementando todas las medidas necesarias para gestionar la crisis, con personal y recursos desplegados para operaciones de rescate y ayuda. Varias rutas de acceso principales a la ciudad se han visto afectadas por el aumento del caudal, lo que complica los esfuerzos de asistencia.
Como medida de precaución, las autoridades han cerrado varios puentes, y las redes de comunicación han sufrido interrupciones, añadiendo un desafío adicional a la gestión de la emergencia tanto para la administración como para los ciudadanos. Los niveles del agua son objeto de vigilancia constante, y se ha recomendado a la población que evite acercarse a las masas de agua. Las precipitaciones sostenidas en la región han exacerbado la crecida del río, superando los niveles de alerta en varios puntos de control.
Según informes de la Oficina Meteorológica de la India, la región ha registrado un 30% más de precipitaciones de lo normal para este período del año, lo que subraya la intensidad del evento climático. La SDRF, en colaboración con otras agencias, ha establecido centros de socorro en áreas elevadas y está distribuyendo alimentos y agua potable a los damnificados, priorizando a los más vulnerables.
La resiliencia de la comunidad se pone a prueba ante este desafío natural. La historia de Srinagar ha estado marcada por eventos de inundación, siendo la gran inundación de 2014 un recordatorio sombrío de la vulnerabilidad de la ciudad ante las crecidas del Jhelum. Aquella vez, la ciudad quedó paralizada durante semanas, con un impacto devastador en la infraestructura y la vida de sus habitantes. Los esfuerzos actuales de gestión de desastres se benefician de las lecciones aprendidas de episodios anteriores, buscando una respuesta más coordinada y eficiente para proteger a la población y minimizar los daños.