Las recientes lluvias monzónicas torrenciales han causado una devastación significativa en Pakistán, afectando especialmente a la región de Gilgit-Baltistán. El aumento de las temperaturas ha provocado desbordamientos de lagos glaciares (GLOF), lo que ha resultado en la destrucción generalizada de hogares e infraestructuras.
Las intensas precipitaciones han generado inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra, anegando tierras agrícolas, dañando la red de carreteras y dejando a las comunidades sin servicios esenciales. Las autoridades informan que aproximadamente el 80% de las áreas afectadas han sufrido inundaciones. Las operaciones de rescate están en marcha para brindar asistencia a los desplazados, con esfuerzos centrados en la limpieza de escombros y la restauración de servicios vitales.
Las evaluaciones iniciales indican que más de 330 casas en Gilgit, Baltistán y otros distritos se han visto afectadas, junto con docenas de tiendas y negocios. Desde finales de junio, los desastres relacionados con el monzón en Pakistán han cobrado la vida de al menos 739 personas y han dañado más de 2.400 hogares. El Departamento de Meteorología de Pakistán ha emitido alertas de alto nivel, anticipando más lluvias hasta principios de septiembre.
La situación es cada vez más grave, representando una amenaza considerable para la seguridad y las propiedades de los residentes. Se estima que 33 lagos glaciares son peligrosos y propensos a causar GLOFs, liberando millones de metros cúbicos de agua y escombros. Más de 7 millones de personas en Gilgit-Baltistán y Khyber Pakhtunkhwa están en riesgo.
La deforestación agrava la destrucción, ya que la cubierta forestal de Pakistán ha disminuido significativamente, dejando solo el cinco por ciento de la tierra total bajo bosques, el nivel más bajo del sur de Asia. Esta pérdida de cobertura arbórea debilita la defensa del país contra las inundaciones, resultando en un mayor costo en vidas humanas y daños económicos.