El huracán Priscilla ha experimentado una notable intensificación en el Pacífico oriental, alcanzando la categoría 1 en la escala Saffir-Simpson. Sus vientos máximos sostenidos rondan los 140 kilómetros por hora, con rachas de hasta 170 km/h. El centro del huracán se localiza al suroeste de Cabo Corrientes, Jalisco, y al sureste de la punta sur de la península de Baja California. Priscilla, identificado como la décima tormenta con nombre de la temporada de huracanes del Pacífico Oriental de 2025, actualmente, avanza lentamente hacia el noroeste, manteniendo un curso paralelo a la costa mexicana, lo que, en el momento actual, descarta un impacto directo en tierra.
Sin embargo, existe la posibilidad de que zonas costeras de Michoacán y Nayarit experimenten condiciones de tormenta tropical, y se han emitido alertas para Baja California Sur. Las autoridades han hecho un llamado a la máxima precaución ante el riesgo inminente de inundaciones repentinas, deslaves, rachas de viento intensas y condiciones marítimas peligrosas. Los estados de Michoacán, Guerrero, Colima y Jalisco ya están experimentando los efectos de lluvias torrenciales, vientos fuertes y oleaje peligroso. Se esperan acumulaciones de lluvia de 50 a 100 mm (2 a 4 pulgadas) en la costa de Michoacán y el extremo occidental de Guerrero, con cantidades aisladas que podrían alcanzar hasta 150 mm (6 pulgadas). Colima, el oeste de Jalisco y otras áreas costeras de Guerrero podrían experimentar de 25 a 75 mm (1 a 3 pulgadas) de lluvia, lo que aumenta el riesgo de inundaciones repentinas, particularmente en terrenos elevados. El oleaje generado por el huracán Priscilla ha comenzado a afectar la costa suroeste de México y se proyecta que alcance el centro-oeste de México y el sur de la península de Baja California. Es probable que este oleaje genere condiciones de resaca y oleaje peligrosas para la vida.
La trayectoria del huracán, aunque actualmente alejada de la costa, requiere una vigilancia constante, ya que los sistemas meteorológicos pueden presentar cambios inesperados en su intensidad y dirección. Los pronosticadores predicen que el huracán Priscilla continuará fortaleciéndose en los próximos días, pudiendo alcanzar la fuerza de Categoría 2 y acercándose al estado de huracán mayor antes de comenzar a debilitarse a mediados de semana a medida que se mueva sobre aguas más frías. La trayectoria proyectada de la tormenta indica que permanecerá mar adentro, moviéndose paralela a la costa del suroeste de México y Baja California Sur hasta principios o mediados de semana. La actividad de huracanes en el Pacífico oriental durante esta temporada ha sido particularmente dinámica, con aguas más cálidas de lo normal contribuyendo a la rápida intensificación de estos sistemas. Un ejemplo de la rápida evolución de estos fenómenos fue el huracán Odile en 2014, que afectó la península de Baja California de manera significativa a pesar de parecer distante inicialmente, subrayando la importancia de los sistemas de alerta temprana y la preparación ciudadana.
Más allá de los impactos costeros inmediatos, existe la posibilidad de que la humedad del huracán Priscilla influya en el suroeste de los Estados Unidos a finales de la próxima semana. Aunque no se espera que el huracán en sí toque tierra en EE. UU., sus remanentes podrían traer precipitaciones muy necesarias a áreas que experimentan condiciones de sequía, aunque la posibilidad de inundaciones localizadas sigue siendo una posibilidad. Las oficinas del Servicio Meteorológico Nacional en Flagstaff, Arizona, y San Diego, California, están monitoreando este posible desarrollo.
La interacción entre la atmósfera y el océano es un ciclo continuo de energía. La preparación ante estos eventos no solo es una medida de seguridad, sino un acto de previsión que fomenta la resiliencia y la cooperación comunitaria ante la adversidad, permitiendo una respuesta más efectiva a los desafíos que presentan los fenómenos naturales.