Los meteorólogos enfrentan un aumento del acoso en medio de la crisis de huracanes, octubre 2024, EE. UU.

A medida que se acerca el huracán Milton al sureste de Estados Unidos, los meteorólogos están experimentando un aumento en el acoso y las amenazas, con acusaciones de manipulación gubernamental de los patrones climáticos. La situación se intensificó después de que los huracanes Helene y Milton golpearan Florida en rápida sucesión, dejando una devastación considerable.

El huracán Helene tocó tierra a finales de septiembre como una tormenta de categoría 4, marcando el huracán más mortal en golpear el continente estadounidense en casi dos décadas, seguido de cerca por Milton, que se intensificó a una tormenta de categoría 3, resultando en al menos 14 muertes y graves inundaciones.

Los expertos han señalado que el escrutinio al que se enfrentan los meteorólogos se amplifica durante eventos climáticos significativos. Marshall Shepherd, director del Programa de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Georgia, comentó sobre el notable aumento de la agresión hacia los profesionales del clima durante este tiempo.

El personal de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) también ha informado de acoso, incluidas afirmaciones falsas sobre la mala gestión de la ayuda tras desastres. La administradora de FEMA, Deanne Criswell, expresó su preocupación por el impacto desmoralizador de esta retórica en el personal de la agencia.

La desinformación en torno a los huracanes, en particular las afirmaciones de control gubernamental sobre las tormentas, se ha difundido ampliamente, principalmente entre círculos conservadores. Los meteorólogos han enfrentado reacciones negativas por contrarrestar estas falsedades, complicando sus esfuerzos por proporcionar pronósticos precisos.

Matthew Cappucci, un meteorólogo basado en Washington, D.C., describió haber recibido numerosos mensajes hostiles durante los huracanes, reflejando una preocupante tendencia de desconfianza hacia los expertos en meteorología. El acoso continuo plantea un riesgo para la integridad de la previsión meteorológica y la seguridad pública, ya que podría socavar el papel crucial de los meteorólogos en la preparación ante desastres.

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