Un Agroglifo Gigante de 100 Metros Vuelve a Desafiar la Lógica en Ipuaçu, Santa Catarina

El misterio ha regresado al corazón agrícola de Brasil. El lunes 3 de noviembre de 2025, se confirmó el hallazgo de una nueva y espectacular formación geométrica en los campos de cultivo del municipio de Ipuaçu, situado en el estado de Santa Catarina. Esta impresionante composición, un agroglifo de proporciones monumentales, se manifestó en un campo de trigo ubicado en las proximidades del centro de la ciudad. Lo que más asombra de esta aparición es su escala: la figura alcanza un diámetro aproximado de cien metros. Este incidente ha revitalizado el interés público en la zona, que ya ostenta el apelativo no oficial de la "Capital de los Agroglifos" debido a la recurrencia de estos sucesos.

Para investigar el fenómeno, se presentó en el sitio Luis Prestes, un ufólogo con experiencia en este tipo de eventos. Tras una minuciosa inspección, Prestes reportó la ausencia total de cualquier rastro que pudiera vincular la formación con la actividad humana. Según su testimonio, el campo estaba inmaculado: no se detectaron huellas de pisadas, ni surcos dejados por vehículos motorizados, ni evidencia del uso de herramientas necesarias para crear un diseño tan complejo. Para Prestes, esta pureza del entorno es un factor crucial que invalida las explicaciones terrestres y, por lo tanto, refuerza la teoría de un origen que se encuentra fuera del ámbito de lo ordinario o conocido.

El enigma de Ipuaçu no es reciente, sino que forma parte de una cronología bien definida. El primer registro documentado de la aparición de estos enigmáticos círculos se remonta al 9 de noviembre de 2008, cuando se descubrieron figuras de 19 metros de diámetro cerca de una vía principal. Desde entonces, el fenómeno se ha manifestado con notable frecuencia, especialmente concentrándose en el periodo que va de octubre a noviembre. Esta pauta sugiere una posible estacionalidad en las apariciones, un factor que los investigadores consideran vital para cualquier intento futuro de comprender o predecir estos eventos.

Las opiniones sobre la génesis de estas figuras continúan siendo diametralmente opuestas, reflejando una profunda división entre la ciencia y la ufología. Por un lado, el Profesor Adolfo Stotz Neto, perteneciente al Grupo de Estudio de Astronomía de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), sostiene que estas formaciones son el resultado de una meticulosa actividad humana. Él argumenta que los patrones son creados intencionalmente utilizando métodos rudimentarios como tablas y cuerdas sobre los cultivos. Por otro lado, Luis Prestes mantiene su firme convicción en un origen desconocido, basándose en la falta de pruebas físicas que demuestren la manipulación del sitio, lo que él considera la prueba irrefutable de que la explicación no reside en la acción de bromistas o artistas terrestres.

A pesar de la controversia que rodea su origen, la Prefectura de Ipuaçu, la autoridad administrativa local, ha adoptado una postura pragmática al reconocer la existencia de los agroglifos como un hecho innegable. Independientemente de si el misterio se resuelve algún día, estas figuras se han convertido en un elemento intrínseco de la identidad local y del paisaje cultural de la región. El hecho de que estos signos inexplicables surjan precisamente en los campos de trigo, un producto agrícola de importancia estratégica para la economía de Brasil, confiere a la situación un peso simbólico adicional, obligando a la comunidad a reflexionar sobre la coexistencia entre la labor productiva del campo y la persistencia de lo inexplicable.