La enigmática Señal "Wow!", detectada por primera vez el 15 de agosto de 1977, está siendo reexaminada por estudios recientes que sugieren un origen astrofísico en lugar de extraterrestre. Investigaciones publicadas en 2024 y actualizadas en agosto de 2025, utilizando datos del Observatorio de Arecibo, proponen que la señal podría ser el resultado de un evento astronómico raro: el brillo repentino de una nube de hidrógeno frío. Este fenómeno, conocido como máser, podría ser provocado por la interacción de una fuente de energía potente, como una llamarada de un magnetar (una estrella de neutrones con un campo magnético extremadamente fuerte), con una nube de gas hidrógeno.
Un estudio publicado en arXiv en agosto de 2025, titulado "Arecibo Wow! II: Revised Properties of the Wow! Signal from SETI Ohio Stored Data", reevaluó los datos originales con métodos modernos. Este análisis refinó el posible origen de la señal a dos regiones celestes específicas, proporcionando coordenadas precisas y midiendo una densidad de flujo pico superior a 250 Jy. Los hallazgos sugieren una fuente galáctica con una velocidad radial sustancialmente mayor de lo que se pensaba anteriormente y confirman que las nubes de hidrógeno pequeñas y frías pueden producir señales de banda estrecha similares a la señal "Wow!". Esto refuerza la explicación astrofísica, sugiriendo que la señal podría ser la primera instancia registrada de emisión tipo máser de la línea del hidrógeno. El radiotelescopio Big Ear, diseñado por John D. Kraus, captó la señal de 72 segundos de duración, que parecía provenir de la constelación de Sagitario y se detectó a una frecuencia cercana a la línea del hidrógeno (1420 MHz). A pesar de estas nuevas perspectivas, el misterio completo persiste, ya que la naturaleza transitoria de la señal y la falta de repetición han hecho que su confirmación sea esquiva.