El glaciar Thwaites de la Antártida, conocido como el «Doomsday Glacier» | VOA Connect
El Glaciar Thwaites: Cuando el Hielo Empieza a Hablar de una Degradación Sistémica
Editado por: Inna Horoshkina One
Visualmente, el glaciar Thwaites podría parecer apenas una pequeña marca en el mapa, ubicado en el extremo de la Antártida. Sin embargo, su impacto es comparable a un cambio de era. Este glaciar, que ha sido un símbolo constante del futuro de nuestros océanos, está experimentando una alteración estructural tan notoria y acelerada que los científicos han comenzado a hablar abiertamente de una «degradación sistémica».
25 años de derretimiento -- Time-lapse: Thwaites Glacier in Antarctica
Si se profundiza en el análisis más allá de las meras cifras, es posible percibir en este proceso no tanto una catástrofe inminente, sino más bien la transición del planeta hacia un nuevo estado.
HECHOS: La Realidad Científica
2002–2010: El Inicio de la Fisuración
Las observaciones satelitales registraron la aparición de las primeras grietas longitudinales. Estas fisuras se alineaban con la dirección del flujo glaciar, asemejándose a las líneas naturales de tensión en un organismo que empieza a mostrar signos de fatiga.
2011–2018: La Aparición de Fracturas Transversales
Las grietas comenzaron a cruzar el flujo principal del glaciar. Este es un indicio preocupante: cuando la estructura se rompe de forma transversal, y no siguiendo su línea natural de movimiento, significa que sus mecanismos internos ya no operan con estabilidad.
2019–2023: Pérdida del Punto de Anclaje Norte
El punto que había servido de sujeción para la plataforma de hielo durante décadas se convirtió en una zona de vulnerabilidad crítica. Es análogo a cuando los cimientos de una estructura dejan de ofrecer soporte efectivo.
2024–2025: Ciclo de Desintegración Autoacelerado
Un estudio de CEOS, divulgado el 6 de noviembre de 2025, confirmó que el proceso ha entrado en una fase de retroalimentación positiva. Este ciclo se describe de la siguiente manera:
Fisuras iniciales →
Aceleración del movimiento del hielo →
Generación de nuevas fisuras →
Mayor incremento en la velocidad de avance.
Este mecanismo opera de forma autónoma, independientemente del derretimiento que ocurre por debajo de la masa de hielo.
La velocidad de avance de la sección central de la plataforma de hielo ha aumentado un 70% desde el año 2016, alcanzando casi los 3 metros diarios. Además, en los últimos cinco años se ha iniciado una desintegración fragmentada, marcada por la expulsión masiva de icebergs de plataforma. Esto no es una mera proyección; es un fenómeno que ya está ocurriendo.
Si despojamos la situación de la jerga científica, el panorama es claro: el sistema se mantuvo estable durante décadas, luego empezó a mostrar fallos menores, estos fallos se cruzaron entre sí, el punto de soporte dejó de serlo, y finalmente, el sistema comenzó a colapsar a una velocidad que supera la capacidad de registro humano.
Esto trasciende la Antártida; es un reflejo del estado global. Thwaites funciona como un espejo geofísico de un planeta exhausto de mantener sus formas anteriores. El nombre más honesto para un proceso de esta magnitud es el de Momento de Cambio de Ritmo. No es el final, sino una transición, que puede ser brusca o dolorosa, pero que resulta ineludible.
El hielo no es solo agua congelada; es el custodio más antiguo de la estabilidad. Su estructura es fundamental para el equilibrio planetario, tal como la resiliencia interna lo es para el ser humano. Cuando el hielo se fractura, no estamos ante un castigo, ni una catástrofe anunciada, ni un apocalipsis; es la manifestación de una tensión acumulada que ya no cabe dentro del molde antiguo.
Este mismo patrón se observa en las dinámicas culturales, económicas, sociales e incluso individuales. Estamos viviendo una era donde los antiguos «puntos de anclaje» pierden su función. Todo aquello que fue sostenido artificialmente por mucho tiempo busca ahora su nueva posición de equilibrio. El hielo simplemente expone esta realidad con franqueza, siguiendo su propia naturaleza sin caer en el dramatismo.
LA TRANSICIÓN: ¿Qué nos dice este fenómeno como sociedad?
Una grieta en la banquisa no debe interpretarse como un temor al mañana. Más bien, representa:
Una señal inequívoca de cambio rítmico.
Un indicio de que se está alcanzando un nuevo estado de equilibrio.
Un recordatorio de que aferrarse a lo obsoleto es insostenible.
Una oportunidad para reevaluar nuestros propios pilares de sustentación.
¿Qué ha añadido este evento al discurso planetario? El planeta no está gritando; está mostrando.
La aceleración de Thwaites no simboliza la conclusión. Es, en cambio, el emblema de un movimiento que se gestaba desde hace tiempo. El mundo no está cambiando en nuestra contra, sino en conjunto con nosotros. Si logramos observar estos cambios sin paralizarnos por el miedo, podremos vislumbrar en ellos no una destrucción, sino el despliegue de una nueva y más auténtica configuración del futuro.
Fuentes
ScienceDaily
UM Today News
International Thwaites Glacier Collaboration | National Snow and Ice Data Center
ScienceDaily
David LILIEN | Assistant Professor | Indiana University Bloomington
Recent publications | IU Glaciology
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