El excremento de pingüino, o guano, en la Antártida podría desempeñar un papel en la reducción de los efectos del cambio climático, según un estudio reciente publicado en Nature Communications Earth & Environment. El amoníaco liberado por el guano de pingüino puede influir en la formación de nubes, lo que podría enfriar las temperaturas de la superficie.
Investigadores midieron las concentraciones de amoníaco cerca de la Base Marambio, en la Antártida, y descubrieron que cuando los vientos soplaban desde una colonia de 60.000 pingüinos Adelia, los niveles de amoníaco aumentaban drásticamente. Este aumento incrementó las concentraciones de partículas en las nubes hasta 30 veces el nivel de fondo.
El estudio reveló que incluso después de que los pingüinos migraran, el guano que dejaron atrás continuó emitiendo amoníaco a niveles 100 veces superiores al nivel de referencia. Esto sugiere que las emisiones de amoníaco del excremento de pingüino, que favorecen la formación de nubes, podrían cubrir una zona aún mayor de la costa antártica, lo que ayudaría a mitigar algunos de los efectos del calentamiento en la región.