En las aguas del Mar Salish, una población de orcas residentes del sur, estimada en solo 73 individuos en octubre de 2025, se encuentra en una encrucijada crítica para su supervivencia. Sin embargo, un faro de esperanza emerge a través de la implementación de tecnologías de conservación de vanguardia.
Investigadores pioneros están empleando perros detectores de olores, entrenados para localizar heces de orca de manera no invasiva, proporcionando datos biológicos invaluables. Estos canes especializados, como la enérgica Eba, permiten la recolección de muestras fecales a distancia, ofreciendo una visión profunda de la dieta, los niveles hormonales y la exposición a toxinas sin perturbar a las orcas. La eficacia de los perros detectores de olores en la conservación ha sido demostrada en diversos estudios, superando a otros métodos de monitoreo en un 88.71% de los casos.
Este método se complementa con el uso de drones de conservación equipados con placas de Petri, diseñados para capturar muestras de aliento de las orcas. Estos drones recolectan material genético, hormonas reproductivas y marcadores de enfermedades, contribuyendo a evaluaciones de salud en tiempo real. Los drones se han convertido en herramientas indispensables en la monitorización de la vida silvestre, permitiendo la recopilación de datos desde ubicaciones de difícil acceso con una mínima perturbación para los animales.
Estos avances, desarrollados a lo largo de una década, son fundamentales para informar estrategias de conservación urgentes y efectivas para esta población vulnerable. La población de orcas residentes del sur enfrenta múltiples amenazas, incluyendo la escasez de alimento (principalmente salmón Chinook), la contaminación por tóxicos (como los PCB) y el ruido de las embarcaciones. La disminución del salmón Chinook ha llevado a que dos tercios de los embarazos de orcas fracasen debido al estrés nutricional, y las altas tasas de aborto espontáneo alcanzan el 70% en las hembras preñadas. El ruido submarino de las embarcaciones interfiere con su capacidad de ecolocalización, dificultando la caza.
La implementación de estas nuevas tecnologías de detección no invasiva es vital para recopilar datos robustos y en tiempo real, permitiendo a los científicos y conservacionistas intervenir de manera más efectiva y dirigir los esfuerzos de recuperación hacia la preservación de este icónico cetáceo.