En octubre de 2025, la comunidad científica dio a conocer la identificación de una especie de orquídea hasta entonces desconocida, bautizada como *Pleurothallis yanesha*. Este relevante hallazgo tuvo lugar en el corazón del Parque Nacional Yanachaga-Chemillén, situado en la región de Pasco, Perú. Al formar parte de la Reserva de Biósfera Oxapampa-Asháninka-Yanesha, esta zona de naturaleza virgen consolida una vez más la posición de Perú como un epicentro mundial indiscutible de la diversidad de orquídeas.
El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) celebró efusivamente este descubrimiento, calificándolo como una auténtica joya de la flora peruana. La nomenclatura específica, *P. yanesha*, rinde homenaje directo al pueblo Yanesha, cuya sabiduría ancestral y profundo conocimiento del territorio resultan fundamentales para la conservación de esta rica biodiversidad. El Parque Yanachaga-Chemillén, que abarca una compleja mezcla de ecosistemas andinos y amazónicos, ya era reconocido por albergar más de 800 variedades de orquídeas, lo que enfatiza la necesidad imperiosa de respaldar de manera constante estos valiosos laboratorios naturales.
Los pormenores de la nueva especie fueron detallados y publicados en la prestigiosa revista científica *Phytotaxa*. Los investigadores destacaron la documentación de rasgos evolutivos singulares, notablemente la existencia de un tejido secretor inédito ubicado en el labelo de la flor. Este hallazgo promete abrir nuevas avenidas para la comprensión de los complejos mecanismos de polinización que rigen a las orquídeas tropicales. Morfológicamente, *P. yanesha* se distingue de su pariente cercano, *P. sijmii*, por la longitud superior de sus sépalos y pétalos, además de la ausencia de la callosidad distintiva en el labelo floral.
Fundado en 1986, el Parque Yanachaga-Chemillén se caracteriza por una topografía desafiante, marcada por pendientes pronunciadas y cañones profundos. Su rango altitudinal, que oscila entre los 460 y los 3643 metros sobre el nivel del mar, es el motor de su elevado índice de endemismo. Este sistema montañoso aún guarda secretos, como lo demuestra el descubrimiento previo de otras novedades botánicas en la misma región, como *Brachionidium montieliae*, hallada a 3590 metros de altura.
La conservación de este parque, que históricamente ha funcionado como santuario para especies que lograron sobrevivir a las turbulencias climáticas del Pleistoceno, representa una inversión crucial. Asegurar su futuro es garantizar la permanencia de una intrincada red de interacciones biológicas, donde cada componente desempeña un papel insustituible en el equilibrio ecológico general, manteniendo así la riqueza biológica de la región andina y amazónica de Perú.
