En el corazón del Bosque Atlántico de Brasil, uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta, se ha revelado la presencia de majestuosos árboles jequitibá-rosa (Cariniana legalis). Estos árboles, algunos con una edad estimada de 500 años, son testigos de siglos de historia natural y resiliencia. Un ejemplar en el Parque Estatal Pedra Branca, Río de Janeiro, mide aproximadamente 40 metros de altura y tiene una circunferencia de 7 metros, demostrando su longevidad.
La supervivencia de estos árboles milenarios se ve favorecida por la protección que brindan áreas de acceso restringido, a menudo a través de propiedades privadas que actúan como guardianes de estos remanentes vitales del Bosque Atlántico. Este bioma, que abarca una vasta extensión a lo largo de la costa este de Brasil, que alguna vez cubrió alrededor de 1.2 millones de kilómetros cuadrados, pero hoy se ha reducido a menos del 7% de su área original, alberga una increíble variedad de especies vegetales y animales, muchas de las cuales son endémicas.
Sin embargo, el jequitibá-rosa, una especie exclusiva del Bosque Atlántico, se encuentra en estado de vulnerabilidad debido a la tala indiscriminada y la pérdida de hábitat. La conservación de esta especie es una prioridad urgente, y se están implementando esfuerzos que incluyen la recolección de semillas para programas de propagación y reintroducción.
En mayo de 2025, una expedición científica en Minas Gerais localizó el jequitibá-rosa más grande registrado hasta la fecha en el Bosque Atlántico. Este coloso arbóreo mide unos 65 metros de altura y supera los 5 metros de diámetro (con una circunferencia de 7 metros). El hallazgo se realizó mediante el uso de drones con cámaras térmicas durante un monitoreo de primates en peligro de extinción, destacando el papel de la tecnología en la protección de maravillas naturales.
Estos descubrimientos refuerzan la necesidad imperativa de proteger y restaurar el Bosque Atlántico. La preservación de este bioma es fundamental para la supervivencia de especies en peligro, la regulación climática, el mantenimiento de los recursos hídricos y la salud general del planeta. Este bioma es hogar de aproximadamente el 7% de todas las plantas del planeta y alrededor del 5% de todos los animales vertebrados de la Tierra, incluyendo muchas especies endémicas y en peligro de extinción. La labor de organizaciones y científicos en la identificación, catalogación y protección de estos gigantes ancestrales es un faro de esperanza para salvaguardar estos legados para las generaciones venideras.