Usuarios de Google Maps han desvelado una intrigante formación en la Antártida, un objeto con forma de disco ubicado en las coordenadas 66°16'24.5"S 100°59'03.5"E, a unos 145 kilómetros de la costa continental. Este hallazgo ha avivado teorías sobre naves extraterrestres y posibles "sitios de accidente de OVNI".
Sin embargo, la comunidad científica ofrece una explicación basada en fenómenos geológicos naturales. La Dra. Bethan Davies, glacióloga de la Universidad de Newcastle, aclara que la aparente anomalía es en realidad un pequeño lago situado dentro de una cuenca rocosa. La nieve que cubre la zona se derrite debido a la mayor absorción de luz solar por parte del agua del lago, lo que confiere a la formación su distintivo contorno semicircular. Este fenómeno es característico de la región de los Bunger Hills, un área conocida por albergar numerosos lagos y estanques pequeños.
Laura Gerrish, experta en cartografía del British Antarctic Survey, complementa esta explicación. Señala que los Bunger Hills, descubiertos durante la Operación Highjump de la Marina de los EE. UU. entre 1946 y 1947, son un área de colinas costeras que carecen de hielo en gran parte del año. Esta región, que se extiende aproximadamente 450 km², está salpicada de lagos de agua dulce y salada. La naturaleza de estos cuerpos de agua varía, con algunos siendo salobres y otros salinos.
El lago más grande y profundo de la zona, el Lago Figurnoye, tiene 25 km de largo y hasta 137 metros de profundidad, siendo el lago de agua dulce más grande de toda la Antártida. La presencia de lagos subglaciales, como el Lago Vostok, el más grande de la Antártida con unos 15.000 km², y otros descubiertos recientemente como el Lago Snow Eagle, demuestra la compleja hidrología bajo el vasto manto de hielo del continente.
Estos hallazgos, aunque a menudo alimentan el debate sobre fenómenos anómalos, son un claro ejemplo de cómo la geología y la climatología antártica pueden crear formaciones visualmente impactantes. La interpretación de estas imágenes satelitales subraya la importancia de la validación científica frente a las especulaciones, demostrando que la geografía antártica, con sus características únicas, ofrece un paisaje de maravillas naturales cuya explicación reside en procesos geológicos y ambientales bien documentados.