El lago Enigma en la Antártida, ubicado bajo el hielo en la Tierra Victoria, ha revelado un ecosistema oculto. Anteriormente se pensaba que estaba completamente congelado, el lago contiene una capa de agua dulce poblada por diversos microorganismos.
Investigadores realizaron una expedición de noviembre de 2019 a enero de 2020, utilizando radar de penetración de suelo para descubrir al menos 12 metros de agua líquida bajo el hielo. Posteriormente, perforaron el hielo y enviaron una cámara para explorar las profundidades del lago.
Para entender el origen del agua, el equipo analizó su composición química. Dada la baja precipitación y las altas tasas de evaporación en la región, concluyeron que el agua del lago se repone mediante el glaciar amorfo cercano a través de un camino subterráneo desconocido.
A pesar de estar aislado de la atmósfera, el lago Enigma alberga varios tipos de vida microbiana. El fondo del lago está cubierto de alfombrillas microbianas, siendo algunos organismos fotosintéticos, lo que resulta en una alta concentración de oxígeno disuelto.
Los investigadores observaron que estas alfombrillas formaban estructuras únicas, incluyendo revestimientos delgados y espinosos y grandes formaciones amorfas que se asemejan a estructuras arbóreas, alcanzando alturas de hasta 40 cm y diámetros de 50 a 60 cm.
Entre los residentes microbianos se encontraban varias especies de Patescibacteria, que normalmente no prosperan en condiciones de alto oxígeno. Su presencia sugiere que podrían haber desarrollado adaptaciones metabólicas únicas para sobrevivir en este entorno extremo.
Este descubrimiento subraya la complejidad de las redes alimentarias en lagos permanentemente cubiertos de hielo, revelando relaciones simbióticas y depredadoras previamente no reconocidas. Entornos similares al lago Enigma pueden existir en lunas heladas como Europa o Encélado, ofreciendo potencialmente perspectivas sobre la vida microbiana extraterrestre.