El Misterioso Resplandor Antártico Revela la Danza del Fitoplancton Frente al Cambio Climático

Editado por: Uliana S.

Un enigmático brillo en las aguas antárticas, observado durante más de dos décadas, ha sido identificado como el resultado de la actividad de diminutas algas, principalmente diatomeas y coccolitóforos. Investigaciones recientes, incluyendo una expedición a bordo del R/V Roger Revelle, han confirmado que estos organismos unicelulares son la fuente de esta luminiscencia, desmintiendo teorías previas que atribuían el fenómeno al 'Gran Cinturón de Calcita' más al norte.

Las diatomeas, organismos unicelulares con delicadas estructuras de sílice, son un contribuyente principal a este resplandor. Estas algas microscópicas forman la base de la cadena alimentaria antártica y son vitales para la vida en la región, además de desempeñar un papel crucial en los ciclos biogeoquímicos globales. Se estima que las diatomeas son responsables de producir hasta el 20% del oxígeno del planeta, actuando como un "segundo pulmón" para la Tierra, y su capacidad para fijar dióxido de carbono atmosférico ayuda a mitigar el efecto invernadero al transportarlo a las profundidades oceánicas al morir.

La investigación también ha detectado la presencia de coccolitóforos en estas aguas, sugiriendo su rol como "semillas" en los ciclos de nutrientes. El Océano Austral es un importante sumidero de carbono, absorbiendo aproximadamente el 40% del dióxido de carbono emitido por la actividad humana, lo que lo convierte en un pulmón climático esencial. Sin embargo, este ecosistema es altamente sensible a los efectos del cambio climático.

Estudios previos y recientes investigaciones, como las del CONICET, han señalado que el aumento de la temperatura del mar y la disminución de la salinidad, asociados al deshielo, provocan alteraciones en la composición del fitoplancton antártico. Se ha observado un aumento en la frecuencia de floraciones dominadas por diatomeas de menor tamaño, en contraste con especies adaptadas a aguas más frías. El cambio climático está reconfigurando el ecosistema antártico, afectando la disponibilidad de alimento para el kril, que a su vez sustenta a ballenas, pingüinos y focas. La alteración en la composición del fitoplancton, con una posible sustitución de diatomeas por tipos de plancton más pequeños, podría tener consecuencias de gran alcance para toda la red trófica antártica.

La ciencia argentina ha documentado estas transformaciones durante décadas, vinculando el calentamiento del océano con las alteraciones en las comunidades fitoplanctónicas de la Península Antártica Occidental. La comprensión de estos procesos es vital, ya que la salud del fitoplancton, y en particular de las diatomeas, está intrínsecamente ligada a la capacidad del planeta para regular su clima. La continua investigación en estas áreas no solo desvela los misterios del océano, sino que también subraya la interconexión de todos los sistemas vivos y la urgencia de abordar los desafíos ambientales globales.

Fuentes

  • Merkur.de

  • Nexta Expeditions

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