El Legado Geológico de la Cordillera Gamburtsev Bajo el Hielo Antártico Revelado

Editado por: Uliana S.

Bajo la vasta extensión helada de la Antártida Oriental yace un coloso geológico, la Cordillera Gamburtsev, un sistema montañoso que desafía la noción de inmovilidad del continente. Este macizo, con una extensión de aproximadamente 1.200 kilómetros y picos que alcanzan hasta los 3.390 metros, ha permanecido oculto bajo más de 1.200 kilómetros de hielo. Su origen se remonta a más de 500 millones de años, forjado durante las convulsiones tectónicas que dieron forma al antiguo supercontinente Gondwana, dejando una raíz cortical profunda e inalterada que actúa como un ancla geológica aislada de la atmósfera.

La presencia de esta cordillera, comparable en escala y forma a los Alpes europeos, en el corazón de un bloque continental considerado antiguo y estable, ha generado importantes interrogantes científicos sobre sus mecanismos de formación y posterior rejuvenecimiento. Para desentrañar este misterio, el Proyecto Antártica Gamburtsev Province (AGAP) empleó tecnología avanzada. Mediante el uso de radar penetrante de hielo, complementado con datos gravimétricos y magnéticos, los investigadores lograron mapear este paisaje ancestral, trazando la historia de la raíz de la cordillera hasta hace mil millones de años.

Los estudios revelaron eventos de rejuvenecimiento significativos durante los períodos Pérmico y Cretácico, hace unos 250 y 100 millones de años, respectivamente. Este hallazgo subraya que las estructuras geológicas profundas poseen una resiliencia y una capacidad de reactivación que superan las escalas de tiempo lineales convencionales. La relevancia de las Gamburtsev se extiende más allá de la geología pura, ya que se postula que esta cadena montañosa fue un punto de nucleación crucial para el inicio de la expansión de la capa de hielo de la Antártida Oriental hace aproximadamente 35 millones de años.

Comprender la topografía subglacial es fundamental para modelar con precisión la dinámica futura de los glaciares y su potencial impacto en el nivel global del mar. Adicionalmente, la posibilidad de que existan ecosistemas bajo estas condiciones extremas abre un campo fascinante para la astrobiología, sugiriendo que la vida, o sus precursores, pueden persistir en entornos que se consideraban inhóspitos. El hielo, lejos de ser solo un conservador, actúa como un testigo silencioso de ciclos de elevación y colapso que reflejan patrones de renovación observados en otros sistemas terrestres.

Fuentes

  • Con La Gente Noticias

  • Britannica

  • Phys.org

  • SpaceNews

  • National Geographic

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